Lo quiero todo - Ereri (adaptación)

CAPÍTULO 31

Levi miraba por la ventana del avión con una clara mueca de tristeza en su rostro. Eren tomaba su mano por sobre la barandilla que los separaba hasta que el menor cerró el privado y con agilidad se metió al suyo, en conde se sentó a horcajadas del alfa, sin decir nada, el alfa acariciaba suavemente la espalda de Levi.

Era hora de volver y ambos estaban tristes por ello, no querían volver, pero sabían que había muchas cosas pendientes esperándolos en Japón.

Habían hablado el asunto de sus lobos apenas habían vuelto a sus formas humanas. Ambos sabiendo lo que la marca significaba, para sus lobos no existiría nunca más ningún otro lobo o loba que no fueran ellos. Como también sabían que la última palabra la tenían ellos y aunque se amaran, debían ser cuidadosos mientras el mayor se estuviera divorciando, no podían darle armas a la mujer que en esos momento se despedía de su amante para arreglar todo y volver a su papel de esposa fiel.

Ambos querían estar juntos y a pesar de que los enorgullecía estar unidos en sus formas de lobo, no era presión para ellos ya que no era por eso que estaban juntos. La marca solo había sido una parte de todo lo que compartían.

El vuelo de regreso fue más tedioso, solo pudieron dormir y ambos ignoraban a las azafatas que los reprendían por estarse cambiando de asiento y terminar durmiendo juntos.

Era la tercera vez que Eren había vuelto a su asiento, Todo estaba oscuro y los pasajeros dormían, por lo que Levi se levantó al baño como escusa, para cuando volvió, actuó como si nada y entró junto al alfa que lo miraba con una sonrisa coqueta mientras el omega se agachaba y metía debajo de las mantas.

El alfa, entusiasmado y ya con su miembro medio duro por lo que el menor haría, bajó un poco sus pantalones. Reprimiendo el gemido que quiso salir de sus labios cuando Levi posó rápidamente sus delgados labios sobre la cabeza del miembro que cada vez se hinchaba más.

El azabache trató de no hacer ruido, a pesar de que quería literalmente ahogarse con el erecto pene, se concentró en chupar, succionar y mimar la cabeza de este, mientras masturbaba con sus manos lo que no metía en su boca.

Sonrió cuando una gran mano se posó en sus hebras, Eren mordía su camiseta para no gemir ni gruñir como deseaba hacerlo, mantenía los ojos abiertos, alerta a la molesta azafata y demás pasajeros, pero con estos cargados de placer. Metió ambas manos bajo la manta para tomar el rostro del menor y romper el suave ritmo que este mantenía. Levi, intuyendo qué quería el alfa, retiró las manos, tomó aire y recibió la polla hasta lo más profundo que pudo su garganta, aguantando la respiración y aguantando las arcadas, soportó hasta que fue imposible el aguantar la respiración por más tiempo. El alfa, olvidándose de donde estaban, comenzó a mover las caderas en contra de la boca que lo recibía, la lengua que lo lamía y mejillas que se ahuecaban al succionarlo. Literalmente, Eren estaba follandole la boca a Levi y lo amó.

Juró ver estrellas cuando empujó más rápido, persiguiendo el orgasmo que no pudo alcanzar al ver como la azafata caminaba por el pasillo. Cerró los ojos haciéndose el dormido, maldiciendo al sentir como Levi no se detenía, por el contrario, hacía que la succión fuera más potente y trataba de llevarlo hasta el fondo cuantas veces pudiera. Quiso gritar cuando el omega dejó su miembro, sopló la sensible cabeza y luego lamio como si de un helado se tratara, Levi lo volvería loco.

El azabache no volvió a tragar la erección, por el contrario, lo masturbó a un ritmo constante con sus manos dándole un perfecto agarre. El castaño quiso realmente asesinar al tipo del reservado al lado suyo por el otro lado del pasillo que encendió la luz llamando a la azafata, justo cuando la juguetona lengua forzaba la ranura de su pene haciendo que lo inevitable llegara de forma explosiva. Se corrió en la boca del omega mientras mordía fuertemente sus labios para no gemir como deseaba hacerlo.