Levi hace años que había dejado de ser vergonzoso en el sexo, eso si contamos la timidez de 3 segundos cuando tuvo su primera vez, timidez que rápidamente fue dejada de lado por la pasión y lujuria que hizo desaparecer la vergüenza completamente mientras cabalgaba al beta con quien perdió su virginidad. El azabache no era un sínico y supo desde el primer momento que disfrutaba y amaba el sexo.
Pero un rubor estaba instalado fuertemente en sus mejillas mientras miraba su reflejo imaginando la reacción de Eren.
Hace unas semanas había, literalmente, arrastrado a Jean a una sex-shop, en donde se compró lencería y algunos artículos para sorprender a su alfa (para su sorpresa no había sido el único en salir con productos, aunque dudaba en si su amigo ya los había utilizado) las piezas de lencería masculina de color rojo ya estaban en su cuerpo y no sabía qué lo estaba más, si las prendas o sus mejillas, pero valía la pena si era para comenzar a celebrar el cumpleaños número 27 de su novio, el primero que celebrarían como una pareja oficial.
Suspiró y miró sus ojos con un pequeño delineado que marcaba su mirada, a pesar de sentir cierta timidez por la lencería, esta se le veía maravillosa, las medias hasta la mitad de sus muslos, las bragas que marcaban su miembro y hacían resaltar sus nalgas al tener una pequeña porción de tela pasando por el medio de sus mejillas y los guantes que eligió del mismo material suave que comenzaba en sus palmas y estaba enganchado a sus pulgares hasta sus biceps. Había algo sumamente sensual en estar medio vestido con algo así, algo que no había hecho por nadie más antes, solo por el hombre que amaba.
El omega le sonrió a su reflejo de forma divertida cuando tomó su móvil y se sacó fotos que le servirían más adelante, siempre era necesario tener municiones. Eran efectivas para las pocas veces que el alfa se molestaba luego de una discusión, enojo que se acababa cuando enviaba imágenes de él en posiciones eróticas y terminaba siendo jodido contra la superficie más resistente apenas el alfa lo veía.
Revisó las habitaciones del lujoso hotel, en donde las velas led iluminaban la habitación y dejaban como protagonista principal a la ciudad iluminada que se veía desde los ventanales.
Levi suspiró mientras tomaba el vino blanco que había pedido y sirvió dos copas, sabiendo que no faltaba mucho para que su alfa llegara.
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Eren se removía nervioso y ansioso en el elevador que lo llevaba a la habitación que se le había indicado en recepción.
Suspiraba cada vez que se movía y su erección se frotaba contra la tela de su ropa interior, estaba terriblemente excitado, amaba a Levi y amaba hacerle el amor, pero esa noche estaban jugando, jugando a que eran dos desconocidos y él engañaba a su pareja enferma.
Eren gruñó y suspiró al sentirse tonto por tener remordimiento, algo tonto si se tomaba en cuenta que su supuesto amante era su propio omega.
Tomando valor a medida que caminaba fuera del ascensor, entró lentamente en su papel de hombre infiel -aunque ya lo había sido con su ex esposa, pero eso no contaba- que iba a reunirse con un hombre con el cual compartiría algo meramente carnal, sin sentimientos, solo sexo. Algo que casi no había experimentado en sus años más jóvenes.
Tocó suavemente a la espera de que su novio, alias amante/desconocido, le abriera.
Levi jadeó cuando el aroma de su alfa le avisó antes del pequeño golpe en la madera que ya se encontraba ahí. Respiró una última vez antes de sonreír de forma descarada mientras abría la puerta de la lujosa habitación.
- Pensé que te arrepentirías a último minuto. - susurró sensual, disfrutando del par de ojos hambrientos que recorrían su cuerpo de pies a cabeza, soltando un suspiro de expectación cuando los ojos esmeraldas cambiaron a unos brillantes ojos rojos como el color de su lencería.
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Lo quiero todo - Ereri (adaptación)
Hayran Kurgu"Siempre he querido que sea mío" ADAPTACIÓN SIN FINES DE LUCRO todos los créditos respectivos a @kookMinLoveF, quien es la autora original de ésta historia.