Lo quiero todo - Ereri (adaptación)

CAPÍTULO 34

Levi apenas abrió los ojos lo primero que vio fueron los pectorales desnudos del alfa, suspiró encantado mientras acariciaba la caliente piel con la punta de su nariz, tomando con cada inhalación el aroma del mayor.

Había pasado casi un mes desde que el alfa se había divorciado y a pesar de que este había recuperado su departamento, prácticamente vivía en el departamento del omega, en donde tenía toda una sección del vestidor con su ropa y un gabinete del baño con sus productos de aseo. Levi amaba ver el cepillo de dientes y afeitadora del mayor, amaba despertar en sus brazos y ser besado cada día con amor.

Era feliz.

No todo había sido color de rosa, porque Eren continuamente batallaba con los celos que sentía cada vez que un alfa coqueteaba con el más bajo, lo que a veces los había llevado a discutir, sobre todo cuando se sumaba a Porco Galliard en la discusión. Alfa por el cual Eren se sentía amenazado por su notorio interés en el azabache y por culpa de sus hermanos, que habían golpeado al que por años fue su mujer amigo y habían profesado a los cuatro vientos que a ellos les gustaba el abogado para su pequeño hermanito y se oponían a la relación con un alfa que lo tuvo escondido y paseándose con su ex esposa como si nada en frente de él.

Levi lo comprendía, porque él moría de celos cada vez que el alfa era repasado de pies a cabeza, prácticamente devorado por omegas y eso que en su caso él era completamente aceptado por la familia del alfa. La diferencia es que él no hacía escenas de celos, simplemente se acercaba y besaba al alfa de tal forma que lo dejaba embobado mirándolo solo a él, cosa que espantaba a los mirones.

Así que era por eso que era él el que tranquilizaba al castaño y cada vez que se habían encontrado con el abogado amigo de sus hermanos, Levi se aseguraba de dejar en claro con su actitud que estaba completamente a gusto con el alfa que lo sostenía de la cintura o entrelazaba sus manos.

Con su novio.

Porque Eren no había esperado mucho tiempo desde su separación y regreso al mercado de solteros cuando ya le estaba pidiendo al azabache ser su novio formalmente, algo que el omega obviamente no rechazó y un gran beso fue la respuesta, a la cual lo siguió una ronda de sexo caliente y amoroso sobre el sofá de la sala.

- Buenos días, amor. - susurró el alfa con voz ronca, apretando más el pequeño cuerpo contra el suyo.

- Buenos días. -susurró besándole el pecho, sobre su corazón. En donde la mayor locura hecha por el alfa estaba pasmada. - ¿Cómo dormiste?

- Muy bien... ¿Qué haremos hoy?

- Mmm... no lo sé, no quiero salir de la cama.

Eren sonrió al ver como la cabellera negra completamente despeinada se pegaba aún más a su pecho. Levi era un dormilón, sobre todo los domingos. El alfa no se quejó y acarició la suave espalda mientras dejaba besos en su frente.

Durante la semana tenían una rutina que habían formado naturalmente. Levi por lo general, a pesar de querer estar más en la cama, era el primero en levantarse y correr para tomar una ducha mientras el alfa iba a la cocina, colocaba la cafetera y los utensilios para hacer algún desayuno decente. Cuando el omega salía y entraba el alfa, se vestía y luego servía él el desayuno, el cual llevaba al cuarto en donde los dos comían con el alfa en toalla. Mientras el castaño se vestía Levi se arreglaba como le apetecía ese día y juntos partían a la empresa.

A pesar de que el alfa poseía 3 coches en un principio, solo se quedó con el deportivo que era su bebé y una enorme camioneta 4x4, vendiendo el auto que había sido para su ex esposa. Y aun así, aunque tenían 3 autos en total entre ambos, la mayoría de las veces compartían coche a no ser que alguno de los dos tuviera que hacer otras cosas.