Gruñe jalándose los cabellos, ir a un concierto de "Daяe MØ βetā" era una cosa, pero, ¡¿tener una cita con el vocalista?! Eso era algo irreal, algo que ni en sus sueños pasaría, ¡¿cómo era posible aquello?! ¿Tan siquiera era real? Cierra los ojos pellizcándose el puente de la nariz, a esas horas debería de estar estudiando y no escogiendo ropa para una estúpida salida, él no hacia esas cosas, él era un chico de casa que estudia y saca buenas calificaciones.
Lo que haría en ese instante es tomar el celular, marcarle a Takao y cancelar la salida, sí, esa era la mejor opción, porque él no era de salidas nocturnas, coquetear con chicas y/o emborracharse, no, claro que no, y no cambiaría su vida de rutinas por un estúpidamente atractivo vocalista, no, ni loco.
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A los diez minutos ya está vestido con una camisa de vestir color azul marino, unos pantalones de mezclilla, zapatos tipo tenis y el cabello levemente arreglado hacia atrás.
Se mira al espejo, su aspecto no era formal ni muy casual, era perfecto para una salida nocturna, y se veía mayor; suspira sacando su cartera y observando la identificación falsa que le ha pedido a Aomine con todo el dolor de su orgullo, ¿a esos extremos ha llegado por el azabache? ¡Eso era un delito! Y si lo descubrían su padre lo llevarían a un campo de concentración, no a una escuela militar, ¡a un campo de concentración! Qué horror. Solo esperaba que esa noche valiera la pena, en recompensa por todas las cosas malas que, después de la resaca, se arrepentirá.
—Me voy madre —se despide con un beso. Su pretexto: "Una fiesta en casa de Kise, no se quedaría a dormir y llegaría tarde. No, al día siguiente no tendría examen", mentiras que le costarán pesadillas durante toda la semana.
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Llega en taxi a la dirección, el lugar es bastante concurrido, con una cola casi infinita que desaparece a la vuelta de la esquina, todos jóvenes mayores de edad bien vestidos. El pub es grande, con luces de neón que van de lado a lado, azules, rojas, verdes y moradas; en lo alto un letrero de letras cursivas se ve imponente, de color blanco con alas doradas, "Olympus" se puede leer.
Con nerviosismo saca su celular prefiriendo mandar un mensaje a hacer una llamada, Takao no se veía por ningún lado fuera, eso significaba que ya estaba dentro; se decide por esperarlo a unos metros de la entrada, separado únicamente por la cadena de terciopelo que contiene la fila de personas.
—¡Shi~in, chan! —Canturrea el castaño saludándole con la mano —, por alguna extraña razón sabía qué harías eso.
—¿A sí? —Pregunta extrañado siguiendo al vocalista, ¿en tan poco tiempo (más bien nada) ya lo conocía?
Si la fachada era impresionante dentro era otro mundo, un mundo muy diferente al que conoce, ni diez fiestas de Kise juntas se podrían comparar con aquello; el lugar cuenta con dos pisos, el superior con una abertura cuadrada que deja der la pista de la primera planta, donde un mar de jóvenes bailan casi apretujados, con movimientos sugerentes, rosando sus cuerpos.
—Por cierto, te vez muy bien —acaso... ¿es era un coqueteo?
Midorima sonríe en su dirección sin dejar de caminar, llegan a una mesa rectangular con sillas de patas largas donde los compañeros de Takao platican divertidos mientras beben y comen botana, aquello era más una salida en grupo que una cita, y eso provoca gran alivio junto a una pizca de decepción.
—Ey chicos, miren quien ha llegado —presenta Takao señalándolo con ambas manos —. Él es Midorima Shintaro —los chicos le saludan; ambos toman asiento y la plática es retomada. Midorima se mantiene en silencio jugando con sus dedos bajo la mesa, sabía que aquello era mala idea, pero ahí estaba y tendría que aguantar por lo menos tres horas, no quería ser mal educado.
—Eh Midorima, ¿quieres? —Un rubio, si menos no recordaba el bajista: Miyaji, le ofrece una cerveza, extendiéndole el envase lleno de aquel liquido alcoholizado.
—Ah, no gracias, no bebo
—Anda Shin, solo una —dice en voz melosa acariciando su brazo, se estremece ante aquel contacto cálido.
Casi obligado por todos acepta, el primer trago es muy amargo y deja un extraño burbujeo en su boca; al segundo trago el cosquilleo es minimizado pero el sabor sigue hasta el quinto sorbo. A su derecha Takao no deja de moverse al ritmo de la música, casi impaciente.
—Nee, Shin-chan, ¿quieres ir a bailar? —Pregunta con una enorme sonrisa, moviendo sus rodillas de un lado a otro.
—Aaah, n-no bailo
—Anda, no seas aburrido —y por primera vez ve ese tierno puchero de súplica, un gesto que casi logra convencerlo.
—D-de verdad, no bailo
—Bien, entonces yo iré —se levanta de un salto y se empina el poco contenido del vaso, moviendo las caderas se dirige a la pista seguido atentamente por un par de ojos verdes.
—¿Y, Midorima? ¿Eres fan de la banda? —Pregunta un pelirrojo de expresión ruda, Kagami, si no se equivoca por el nerviosismo de estar rodeado de sus ídolos.
—Sí yo... tengo todos sus discos
—Vaya —sonríe la misma persona, y con eso el tema de conversación comienza, o más bien un cuestionario sobre sus shows y las canciones, debatiendo quien de los cuatro es mejor compositor.
Su vista jamás se despega del moreno, a su cuartacerveza ya se siente lo bastante borracho como para caer dormido encima de lamesa y ahogarse con su propio vomito, sí, así de mal se sentía. A la mitad desu siguiente bebida alcohólica maldice su vista borrosa, porque no sabe si loque ve es real o no: Takao restregándose y besando a dos tipos a la vista detodos. Con el estomago al revés sale trastabillando del lugar, lo único querecuerda es una luz blanca cegadora antes de que todo se ponga negro.
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NOTAS DEL AUTOR: ¡HELLO GENTEEEE! *arroja estrellitas y confeti* Okay, perdón por la tardanza... aunque no es mucha comparada con la de mi otro fic :T Bueno, les agradezco mucho, mucho sus comentarios y el que sigan la historia; sé que los capítulos son cortos (me caracterizo por eso) pero ya están escritos y no puedo modificarlos mucho. No sé que más decirles más que espero sus comentarios. *Besos y abrazos*
PD: ¿Han visto mi juego de palabras? Soy super, lo sé. #Yolo
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"Daяe MØ βetā" (PremiosKnB2017)
FanfictionShintaro es un joven fanático de "Daяe MØ βetā", una banda de talla mundial, es un estudiante común y corriente aunque su admiración llegue a extremos inhóspitos. Algo bueno sucede en uno de los tantos conciertos a los que asiste. ¿Eso podrá cambiar...