"Peleas"

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—¿Qué tal en el tobillo? —Propone Haizaki recargando el mentón en el respaldo de la silla, ya fastidiado de las negativas del más joven.

—Mala idea, utilizo pantaloncillos los fines de semana y cuando vayamos a la playa mis padres se darán cuanta. No puedo utilizar calcetas siempre —guardan silencio de nuevo; pensando.

—¿La muñeca? Puedes hacértelo pequeño —es turno de Takao de hablar

—No, es un lugar bastante accesible. Necesito un sitio secreto, donde sólo tú... ya sabes... am, puedas tener acceso —se ajusta los anteojos, tratando de calmar el sonrojo que se extiende por sus pómulos.

—¿Qué tal el pene? Es un lugar secreto que muy pocas veces dejas ver. Bueno, con Kazu no son tan pocas —sonríe al ver el gesto avergonzado de Midorima.

—Ewww, no. No quiero que mi Shin-chan sufra —acaricia el cabello verde de su novio —. Aunque... es un buen lugar

—¿Qué? No, no, no. No me tatuaré el pene —se sobresalta

—No hablo del pene Shin-chan, hablo de la pelvis. Es un lugar en el que sólo puedo acceder yo. ¿Cierto? —Le mira ceñudo, encajándole los dedos en los hombros.

—¡Claro que eres el único! Ouch, deja ya —aleja sus manos, ceñudo —. Eso... es una buena idea, me agrada

—¡Perfecto! Entre más pronto hagamos esto, más pronto me largo de aquí —comienza a preparas los utensilios, se coloca los guantes y arma la pistola. El tatuaje nos es difícil, sólo unas cuantas líneas y un relleno firma.

Midorima se recuesta, bajando del lado izquierdo, sólo un poco, los pantalones y calzoncillos. Takao se acerca, con la yema de los dedos acaricia aquella porción de piel, dejando un casto beso después, provocando que el vientre de Midorima se contraiga.

—Te advertiré una cosa. Esté pedazo de piel es algo sensible, así que dolerá.

—¿Qué? ¿Doler? Me-mejor no

—¡Shin-chan, ya lo has aceptado! Además, si no lo haces ahí te lo harás en la nalga y tendrás que ser el pasivo

—¿Pasivo? ¡Ja! Ya quisieras —se cruza de brazos girando el rostro, sabe que Takao trata de provocarlo y no caería en su juego... bueno... tal vez sí.

—¿Entonces? —Pregunta Haizaki, le estaban desesperando, de verdad. Takao mira a Midorima, expectante, convenciéndole con la mirada.

—Ugh. De acuerdo —se recuesta, pensando en todas las cosas que le haría a Takao si aquello le dolía más de lo que piensa. Toma aire cuando Haizaki limpia la zona y lo suelta al escuchar la máquina; su bajo vientre se contrae. Las agujas penetran —. Maldición —aprieta los reposabrazos.

—Tranquilo Shin-chan. Aquí estoy, toma mi mano —le toca. Midorima al cogerla la aprieta más de lo debido, provocando un quejido de parte de Takao —. N-no tan fuerte.

—T-te voy a matar po-por e-esto Ta-Takaoouh

—Respira Shin-chan, conmigo. Uno... dos... inhala... exhala. Falta poco

—¡Cállate! No estoy dando a luz —se molesta, triturando los huesos de la mano del azabache

—¡Lo siento, lo siento! —Trata de zafarse pues un par de lagrimones han comenzado a brotar. Haizaki terina con una sonrisa burlona por la pelea que han comenzado aquellos dos; de verdad parecía que Shintaro estaba pariendo.

—¡Todo listo! —Anuncia con un aplauso

Midorima se levanta con las piernas temblorosas pues la parte tatuada sigue cosquilleando. Se mira en el espejo de cuerpo completo, acaricia aquella mancha negra con devoción; era perfecto.

—¿Te gusta Shin-chan?

—E...es hermoso

—¿Verdad que sí? ¿Te imaginas yo entre tus piernas, lamiendo y mordiendo está parte? —Toca con la yema de los dedos.

—Ouch. Está sensible, no toques —le aparta las manos, ceñudo.

—Muy bien chavos, es mejor que se larguen. Me quiero ir a casa y sus insinuaciones sexuales me hacen querer vomitar —comienza a arreglar y limpiar sus utensilios de trabajo —. Igual no creo que puedan tener sexo durante un rato. Hasta que se baje la sensibilidad —explica señalándole.

—Genial —sonríe Midorima

—¡No, no es genial Shin-chan! Es horrible —lloriquea Takao —. Ahora, ¿qué hago yo? ¿Satisfacerme por mis propios medios? —Berrinchea pataleando

—Puedes conseguir un pene sustituto como sólo tú sabes hacerlo —propone Haizaki con una sonrisa burlona, quiero comenzar otra pelea con esos dos, son tan cómico que quiere carcajearse ahí mismo, en su cara.

—¡Haces algo como eso y juro cortarse ese pedazo de carne que tienes entre las piernas! —Grita Midorima como advertencia

—¡Shin-chan! —Chilla Takao alarmado

—Pero él no usa el pene —piensa en voz alta

—¡Shou-chan!

—T-tú...

—Shin-chan, jamás haría algo como eso, ya no, te lo dije —suplica mientras Haizaki se dobla de la risa —. ¡Shou-chan eres cruel~! —Lloriquea abrazándose al pecho de un tembloroso Midorima.

—¡Shougo~! —La campanilla de la puerta delantera suena junto con aquella voz

—Mierda —palidece

—¿Es quien creo que es? —Sonríe pícaro

—¡Cállate! —Sale del cuarto, fuera se escucha una discusión entre el dueño del local y el recién llegado.

—Shin-chan, Shin-chan. Vamos, vamos

—Takao, no te metas donde no te llaman

—¡Moo~! Pero yo quiero conocerle

—Maldición. ¡Ustedes! Largo de aquí —les señala el marco.

Takao sonriendo toma la mano de Midorima para salir de la habitación. En el recibidor encuentran a un chico de cabello negro, el hombre con el que discutía Haizaki con anterioridad, piensan.

—¡Hola! ¿Tú eres el novio de Shou-chan? —Pregunta Takao, con la curiosidad digna de un niño

—Así es —sonríe con cordialidad —. Y tú eres... ¿Takao Kazunari? —Se sorprende de repente, abriendo los ojos —. Vaya, soy un gran admirador de tu banda, me encanta tu música. Shougo es un desgraciado por no contarme que tú eras su cliente. Increíblemente eres mucho más guapo en persona —sonríe coqueto. La tensión sexual se siente y a Midorima aquello lo cabrea.

—Vámonos ya Takao —exige tomándole de la muñeca para arrastrarle fuera del local, y lejos de ese guapo muchacho.

—Auh, auh, auh. Shin-chan, espera —Midorima obedece, apretando los puños en un claro gesto de molestia —. ¿Qué sucede Shin-chan?

—Nada —habla con los dientes apretados.

—Shin-chan, no me mientas. Dime qué sucede —pide tomándole de la mano

—Estabas coqueteando con él. ¿Buscabas mi reemplazo?

—¿Qué? —Takao trata de ahogar sus carcajadas —. Vamos Shin-chan, no te pongas celoso —le abraza por la espalda entrelazando sus propios dedos sobre su vientre —. Tenemos un pacto, ¿no es así? —Sonríe restregando su nariz en su dorso —. Anda Shin-chan, no estés molesto —le rodea hasta quedar frente a frente.

Midorima le mira desde arriba, tratando de ser 'inalcanzable'. Sonriendo, Takao le echa las manos al cuello, se para de puntitas para lograr alcanzar aquellos labios que tratan de resistírsele.

—Vamos a tratar de calmar tu dolor —susurra en el beso esquimal.

Sin más palabras se toman de la mano para comenzar a andar por las desoladas calles, o al menos para ellos son desoladas.

"Daяe MØ βetā" (PremiosKnB2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora