Capítulo 34

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—¡Nao!

—¡Noa!

Dramáticamente, se repite un dejá vu. Noa corre a los brazos de Naori, colgándose de él entre lágrimas por extrañarse tanto.

—Son tan ridículos.

—Ni siquiera voy a defenderlos.

Nara y Teo los ven de brazos cruzados, cansados de ellos. Sayuri suelta una risa, escondida atrás del rubio.

—¡Te extrañé tanto, hermano!

—¡Y yo a ti! —Naori exclamó—. ¡Incluso dormí con tu camiseta!

—¡Y yo con tus pantalones!

—Son tan extraños —Nara rió cuando se alejaron. Noa se acercó a ella con una sonrisa—. Hola, tú.

—Hola, princesa.

Se quedaron viendo por quién sabe cuanto. Naori, Teo y Sayuri se sintieron incómodos.

—¿Podrían parar? Me dan náuseas —Teo se quejó divertido. Noa soltó una risa y lo miró.

—Ya quisieras estar como yo, niño.

Fue aburrido volver a la escuela. Siempre es lo mismo: Los mellizos durmiéndose en la clase de inglés, Noa sonriéndole a cualquier chica que coquetea con él pero siendo demasiado tonto para darse cuenta de eso y Teo ignorando a todo el mundo con sus auriculares puestos, siendo arrastrado por Sayuri que luce emocionada por salir a almorzar con él.

—¡Enana!

—¡Dilo una vez más, imbécil!

Es realmente un día normal. Al ser los últimos días, juntaron las clases por los pocos alumnos que se presentan. Naori y Nara discuten en medio de la cancha, con Noa suspirando cansado y Teo observándolos desde las gradas. Sayuri dibuja algo a su lado, poco interesada en la rabieta normal de los mellizos.

—¡Estoy cansada de ti, niño con problemas de ego!

—¡¿Te convertiste en Oikawa Tooru!?

—¡Ey! —Noa se quejó.

Nara se tiró sobre Naori, tirando su cabello. El chico gritó cayendo al suelo, defendiéndose vagamente para no lastimarla realmente. La pelea empezó porque su hermana se veía muy fácil para molestar.

—¿Y el profesor?

—Ni idea.

—¡Ya suéltame, niña estúpida!

—¿¡Me dices a mí estúpida!?

Teo suspiró y se levantó de las gradas, cansado de la actitud de los mellizos.

—Sostén a Nara.

Luciendo como un sabelotodo completamente cansado, señaló a Noa. Este asintió y tomó a la chica, que siguió quejándose mientras se dejaba levantar por el chico. Naori la miró mal.

—Animal.

—Deja de buscar pelea —Teo lo ayudó a levantarse. Naori lo miró molesto—. Y no me mires así.

—Ya, lo lamento.

Y Sayuri no se dió cuenta de nada hasta que miró a su lado y estaba vacío.

En el almuerzo la paz de los hermanos regresó con comida. Todos los observaban comer sorprendidos.

—¿Cómo les fue en Tokio? —Noa preguntó desviando la mirada.

—Un chico lo besó.

—El mismísimo hijo de Atsumu Miya.

Our Dad's Secret | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora