Capítulo 15

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—No me gustan las agujas...

Naori se quejó. Nara lo miró y suspiró, intercambiando miradas con la enfermera.

Kageyama, que no entendió realmente por qué, comenzó a observarla.

Creía firmemente que Nara era más parecida a él mientras que Naori parecía ser más como Hinata. O bueno, eso pensaba conociéndolo hace menos de setenta y dos horas.

—Nori, no sabes lo que soñé —El chico la miró curioso, su padre también—. Soñé que estaba nadando y ahogándome, ¡Que me estaba muriendo! Todo el rato estaba respirando así...

Tomó aire, haciendo que su hermano la copiara inconscientemente.

—Oh, niña inteligente...

—¡Ay!

Naori se quejó al sentir el pinchón de la aguja. Solo pasaron unos segundos y esta salió de su brazo, haciendo reír a Nara quien veía cómo la enfermera se encaminaba a ella con una nueva.

—Eso no hace —Naori se quejó con un puchero. Kageyama soltó una risa.

—Funciona todas las veces.

Luego de eso, el desayuno se da en un lindo café las paredes al aire libre, dejando que el sol ilumine el lugar. Naori, Nara y Kageyama ya ordenaron qué comer y esperan la comida mientras los mellizos le hablan al mayor, quien los observa interesado.

—Antes de que... me cuenten todo lo que me seguirán contando...

Aún así, decidió interrumpir a Naori cuando pensó que sería buena idea hablar de lo más importante. Los mellizos lo miraron curiosos y él se puso nervioso porque recordó que tienen la misma mirada que Hinata le ponía cuando se hacía más intenso de lo normal con el deporte o su relación.

—Yo... niños, yo no soy el mejor con la comunicación, ¿si? —dijo mirándolos. Asintieron a la vez—. Pero... estoy... eh, estoy haciendo lo posible para poder lograr tener un vínculo realmente cercano con ustedes porque son mis hijos.

El corazón de Naori se aceleró, Nara, sin embargo, siguió observando a su padre sin reacción alguna, esperando lo peor.

—Entonces... quería decirles que... —Kageyama suspiró—. Lo siento. Lamento todo el daño que les causé en mi ausencia... si... si hubiera sabido, definitivamente me hubiera quedado con ustedes —explicó—. Realmente me siento culpable por no haber estado en su vida, niños. Haré todo lo posible para recomponer todo, con ustedes y con su padre.

—¡Bien, papá! —Naori exclamó alzando sus brazos—. Tengo fé en ti.

—Gracias, supongo —Nara dijo después de él. Kageyama asintió avergonzado.

—Entonces, ¿puedo saber más de ustedes?

—Tengo una pregunta antes.

Kageyama miró a Nara. Su mellizo deseó que su hermana no dijera ninguna estupidez.

—¿Cómo harás para ser nuestro padre y también jugador? —preguntó casi con dejes de soberbia—. ¿Cómo harás para vernos si vives aquí?

A diferencia de Naori, ella siempre piensa un poco más antes de confiar y tirarse de cabeza por alguien que no conoce. Lo que su hermano no entiende es que confiar plenamente en un desconocido como Kageyama, por más que sea su padre, no es bueno.

Tampoco quiere que ninguno de los dos salga herido. Nara ha notado el gran entusiasmo que tiene Naori con, lo que parece ser, esta nueva vida y prefiere morir antes de que sufra por Kageyama.

—Volveré a Japón.

Nara definitivamente no se esperaba eso.

Naori sonrió orgulloso.

Our Dad's Secret | Kagehina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora