—Podríamos ir a Tokio todos juntos.
Kageyama acotó durante la cena. Los tres alzaron la mirada.
—En vez de tres días, podríamos estar una semana. Ya empieza a hacer calor, podríamos incluso pasear.
—¡Sí, acepto!
—Naori, no grites durante la mesa.
—Sí, acepto —respondió bajito.
Claramente se ganó un golpe en la nuca.
—¿Tú quieres ir, Nara?
La chica asintió tranquilamente, comiendo sin importarle mucho la situación.
—Si no, te puedes quedar.
Noa repentinamente pasó por su cabeza.
—¿Puedo hacer eso? —preguntó sorprendida.
Como si los ojos de la chica se iluminaran, Naori y Hinata fruncieron el ceño.
—Ni pienses que dejaré que Noa se quede contigo.
—No te vas a quedar con Noa.
Dijeron a la vez. Nara ignoró a su padre y miró molesta a su hermano.
—¿¡Y tú qué te metes!?
Se quejó golpeándolo con su cuchara. Inevitablemente manchó su camiseta.
—¡Te voy a matar!
—¡Ah, papá!
Cuando los mellizos quisieron darse cuenta, ya estaban afuera. El día estaba soleado y el calor comenzaba a molestar así que tenían lentes de sol.
—Pareces turista.
Nara acotó cruzada de brazos. Naori la miró.
—Soy tecnicamente turista.
—Esa camiseta nunca te la había visto —soltó sincera. Naori sonrió.
—Porque no es mía. Es de Teo. Me dijo que estuvo horas haciéndolo porque le da asco todo lo que es maquillaje ahora pero especialmente los labiales rojos...
—Tienes que estar bromeando —Nara lo observó sorprendida. Él lucía orgulloso mientras su hermana observaba la decoración—. ¿Por eso los besos con labial? Cielos, por poco no usas un collar de perro.
—Ah, cállate —suavemente la golpeó. Nara le devolvió el gesto pero con fuerza—. ¡Idiota!
—Ya dejen de pelearse y suban al auto.
Hinata acotó saliendo del garage con un bolso y lentes de sol. Todos en la familia hoy los usarían.
—Sí, eso.
Kageyama lo siguió.
Debían admitir que ahora que tenían al jugador profesional en su casa, todos los días, siendo un malhumorado incontrolable, quizás habían perdido un poco su obsesión por él. Especialmente Naori, que ya por fin había empezado a tratarlo como padre y no como su ídolo. Nara, por otro lado, desde que se confirmó que era su hija, olvidó su fama.
—¿Podríamos poner mi música?
—No, es horrible.
—¡Tienes auriculares!
—Puedo escuchar tu mal gusto de todos modos.
El viaje a Tokio fue lo mismo de siempre: La paz de Kageyama para conducir, el tarareo de Hinata por la música y los mellizos discutiendo por estupideces. Cuando bajaron, Naori y Nara se sintieron estrellas al ver el hotel en el que se hospedarían.
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Our Dad's Secret | Kagehina
Fanfiction-Eres tan estúpido... -Pero soy más alto que tú. -¡Dios, eres insoportable! Los mellizos Hinata son bastante problemáticos cuando se trata de vóley. Y más cuando se enteran que Kageyama Tobio, el jugador favorito de Naori Hinata, es su padre. «No le...