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Roxana.
Sonreí forzadamente cuando sentí como mi cliente tocaba mis piernas mientras besaba mi cuello.
Inconscientemente busque con la mirada al Nini, hasta que lo encontré, estaba con una de las muchachas en sus piernas, muy feliz, a mi ni siquiera me había mirado desde que llegó y estaba de más decir que ni siquiera me hablaba.
Había sido todo un mes así, venía pero me ignoraba, yo tampoco le insistia, al final yo le había pedido que me dejara en paz, pero se sentía extraño.
Mire a una de mis compañeras hacerme una seña que rápido entendí.
—Ahorita regreso — susurre en el oído de mi cliente y sin esperar respuesta me puse de pie.
Entre al baño detrás de ella quien tenía cuatro líneas sobre la pantalla de su teléfono, inhalo dos dejando dos más para mi.
Sin esperar mucho me acerque inhalando aquel polvo blanco.
Agarre otra pequeña bolsita que tenía más y ansiosa comencé a hacer más líneas que en cuestiones de segundos inhale.
— Tranquila, Rox — la escuche hablar pero la ignore.
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Néstor "El Nini"
Camine junto a la morena para ir a una de las habitaciones pero antes pasamos frente al baño, iba a seguir caminando cuando escuche la voz de otra muchacha.
— Roxana, tranquila wey, no seas tan atascada — habló con preocupación. — Te hará daño.
— Te vale madres a ti, no? — la voz de Roxana se hizo presente — Aparte yo la compre — se escuchaba como si estuviera borracha aunque sabía que no era por eso.
Solté la mano de la mujer que me acompañaba y me deje llevar por la curiosidad.
Al entrar al baño ninguna de las dos noto mi presencia.
Roxana estaba más concentrada inhalando cocaína que en otra cosa, lo hacía con desespero, como si su vida dependiera de eso.
Al terminar de inhalar hasta lo último que quedó levanto la cabeza y sacudió su nariz, se miraba agitada, sus manos temblaban levemente y su mirada estaba perdida, tenía el cabello despeinado y estaba un poco sudada.
Por pequeños segundos su mirada se encontró con la mía, se notaba que se había metido un chingo, soltó una risa divertida para luego mirar la bolsita que estaba casi vacía.
— Que me vez — habló mientras se recargaba en la pared.
Negué.
Si no me equivocaba, la que se drogaba era ella y si, se sentia culero verla así, aunque había dicho que Lan olvidaría, no era tan fácil.
