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Roxana.

Camine por el largo pasillo hasta llegar a una de las mil puertas que había en esta casa, al final si me vine con Néstor, llevaba casi una semana quedandome con el, ya estaba mejor pero igual aún no quería que me fuera.

Tenía toda la intención de abrir aquella puerta cuando sentí como me jalaban de la cintura.

— A donde va chismosita? — rei.

— A ningun lado, estaba viendo
— alzó una ceja.

— Pues vaya a mirar a otro lado — lo mire confundida.

— Y eso por que? Que tienes ahí que no quieres que vea? — pregunte queriendo alejarme pero no me dejó.

— Cosas importantes, nada que tu quieras ver — me di un pequeño beso — No entres ahí y te lo digo enserio.

— Que aburrido eres — gire los ojos.

— Aja, vaya al jardín aver que hace, pero tienes prohibido entrar ahí, lo digo enserio Roxana — habló nmas serio y bufé.

— Okey, esta bien, ya que — sonrio.

— Voy a hacer una llamada importante, ve a la habitación intentaré no tardar para estar contigo, si? — asenti con una sonrisa.

Le di un beso antes de comenzar a caminar de regreso a la habitación sintiendo su mirada en mi, me gire lanzandole un beso haciéndolo reír y después me perdí entrando a la habitación.

Espere casi una hora para ver si terminaba su llamada pero nunca término, salí en silencio de la habitación y me di cuenta que aún seguía encerrado en su Oficina.

Supuse se tardaría más así que aproveche a entrar a la habitación, con algo de nervios abri la puerta.

Sentí mi corazón acelerarse y un sentimiento de tristeza se alojó en mi pecho.

Dentro de la habitación había un cuadro enorme donde estaba el y una mujer embarazada, ambos se miraban muy felices, pero no era la única foto, habían más, en unas solo salía aquella mujer y en otras estaban juntos.

Un amargo sabor de boca llegó a mi al ver todo eso.

Camine despacio adentrandome más a la habitación y sentí ganas de llorar.

Pase mis manos sobre una fotografía donde se estaban dando un beso, el la tenía abrazada de la cintura, desbordaban felicidad.

Iba a seguir mirando cuando sentí como me jalaban con fuerza del brazo.

— Que chingados haces aquí?
— habló enojado mientras me seguía jaloneando — Te valió pura verga lo que te dije de no entrar aquí.

— No me estés jaloneando — lo intente empujar — Me lastimaste, sueltame!!

ꜱᴏ́ʟᴏ ᴛᴜ́ | ɴᴇ́ꜱᴛᴏʀ "ᴇʟ ɴɪɴɪ"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora