14. Norberto, el Ridgeback Noruego

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¡Un Dragón!... Y problemas...

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Los días pasaron y yo dejé de prestarle atención a la Piedra -no tanta, pero no era que ocupaba al cien por ciento mis pensamientos como ciertas personas- y lo que sucedía alrededor del profesor Snape y de Quirrell. Sentía que había algo más rondando. Era como una sensación... Un presentimiento... Algo que no estaba viendo y eso me ponía irritable con cada día que pasaba.

Además, no he dormido desde cierto día.

Intentaba que no se notara tanto para no molestar a Harry, Ron y Hermione, pero siempre alguno de ellos parecía darse cuenta que había algo raro en mí -más de lo normal. Hermione y Harry eran los más molestos con el tema; en cambio, Ron ni siquiera se había percatado que parecía una muerta en vida. Pueden ser los horribles sueños que he tenido últimamente en donde se repetía una y otra vez el mismo sueño en donde veía a mis padres ser desfigurados y la misma risa maníaca. O probablemente sean los exámenes finales que casi ya estaban a la vuelta de la esquina.

También había visto como Quirrell se iba marchitando poco a poco hasta quedar como un zombie en vida por lo flaco y pálido que se iba poniendo cada día. Se estaba poniendo igual de ojeroso y pálido que yo, la cuestión es que yo si comía.

- Es increíble lo mucho que está soportando Quirrell -soltó Ron, mirando con algo de orgullo a Quirrell caminar más nerviosamente de lo normal mientras salía de la biblioteca- Debe tener una valentía tan increíble como para no romperse fácilmente.

"Sí, como no" –pensé, rodando los ojos y seguí escribiendo sobre el Encantamiento Bailarín que nos dejó el profesor Flitwick como tarea. Tenía el presentimiento que él nos lo iba a poner como examen final práctico y tenía que practicarlos antes.

Estudiar, leer, pasar tiempo en la biblioteca para después ser arrastrada casi todos los días al pasillo del tercer piso mientras vigilaba que nadie descubriera a Harry, Ron y Hermione apoyar sus orejas contra la puerta para saber si Fluffy seguía vivo. Esto ya se estaba volviendo una rutina y no ayudaba a nada a mejorar mi ánimo.

- Claro, claro -murmuré, levantándome y caminando hacia el otro pasillo donde creí haber visto un libro sobre hechizos para bailes- Hechizos para hacer Bailar Objetos Inanimados... ¡Aquí está!

❃🔮❃

Resoplé, tirando mi bolígrafo junto a mi cuaderno y me desparramé en la mesa, ignorando la queja de Blaise.

- Con cuidado, Amaris -me gruñó Blaise, moviendo posiblemente su tintero lejos de mí- Si este pergamino se llega a manchar, te dejaré como Bonnie. No pienso volver a copiar esto.

Reí entre dientes mientras negaba con la cabeza.

- Por eso prefiero los bolígrafos muggle... A propósito, ¿Ya salió de la enfermería o sigue llorando en la almohada? -pregunté, provocando la risa descontrolada de Aurora.

- Ohh, ella salió hace una semana -dijo entre risas mientras escribía en su pergamino- Pero esta tan humillada que no sale del dormitorio de chicas.

- La dejaste tan mal parada que ya nadie se la toma en serio... Bueno, no tanto como antes -añadió Adrastos, jugando con mi cabello- No para de decir "¡Esa sucia mestiza me las pagara!" "¡Esa rata dorada...! ¿Cómo se atreve?" "¡Mi preciado cabello tardo en crecer por tres días!".

Di un resoplido divertido, levantando la cabeza y saltando sobre el taburete del susto.

- ¡Caracoles y serpientes, Aeron! -exclamé, poniendo una mano en mi pecho mientras lo miraba con los ojos como platos- ¿No pudiste avisar? ¡Casi haces que me caiga!

𝙰𝚖𝚊𝚛𝚒𝚜 𝙷𝚎𝚕𝚕𝚖𝚊𝚗 𝚢 𝚕𝚊 𝙿𝚒𝚎𝚍𝚛𝚊 𝙵𝚒𝚕𝚘𝚜𝚘𝚏𝚊𝚕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora