Ya habían pasado varios meses desde que había empezado Hogwarts, en una de las clases de Hagrid, Draco Malfoy salió herido por una criatura.
Cuando Lucius Malfoy se enteró del accidente que involucró a su hijo, decidió tomar medidas inmediatas. Con preocupación y determinación, se dirigió al castillo de Hogwarts para hablar con su amigo, Severus Snape, en busca de respuestas sobre lo que realmente había sucedido.
Severus estaba en su despacho cuando recibió la visita inesperada de Lucius. Al ver la expresión preocupada en el rostro del otro hombre, Snape supo de inmediato que algo importante estaba pasando.
Lucius, ¿A qué debo el honor de esta visita?- dijo Snape saludando a su amigo , levantándose de su silla al ver entrar a su amigo.
Lucius Malfoy, con una mirada sombría en los ojos, se sentó frente a Snape y le explicó la situación con su hijo Draco. Describió cómo Draco había resultado herido en la clase de Hagrid y expresó su preocupación por las circunstancias que rodeaban el incidente.
Snape escuchó atentamente mientras Lucius relataba los detalles del accidente. Después de escuchar a su amigo, Snape tomó un momento para considerar sus palabras.
Finalmente, después de una pausa reflexiva, Snape decidió compartir con Lucius lo que sabía sobre el incidente, asegurándose de mantener la confidencialidad y la discreción en todo momento.
Con la conversación entre ellos, Lucius Malfoy obtuvo una mejor comprensión de la situación y pudo encontrar algo de consuelo en saber que su hijo estaba siendo atendido y que se estaban tomando medidas para garantizar su seguridad en el futuro.
Después de la conversación de Lucius y Severus los dos adultos salieron de la oficina, iban caminando por los pasillo charlando de otras cosas y riéndose.
Mientras caminaba por los pasillos de Hogwarts, Ron se detuvo brevemente al ver a Lucius Malfoy y Severus Snape saliendo juntos de la oficina del profesor de Pociones. Observó cómo los dos adultos charlaban animadamente y se reían juntos, aparentemente en buenos términos.
A pesar de que Ron sabía que era natural que los adultos interactuaran entre ellos, algo dentro de él se removió al ver a Snape tan sonriente en compañía de Lucius Malfoy. Un sentimiento de celos y envidia se apoderó de él, aunque no estaba seguro del motivo exacto.
Quizás era el hecho de que Snape parecía estar disfrutando de la compañía de Malfoy, alguien que representaba todo lo que Ron despreciaba: la arrogancia, la crueldad. O tal vez era simplemente el hecho de que Snape parecía tan distante y reservado con sus propios estudiantes, mientras que con Malfoy mostraba una faceta completamente diferente de su personalidad.
Independientemente de la razón, Ron no pudo evitar sentirse molesto al ver a Snape tan amistoso con Lucius Malfoy. Se preguntó si alguna vez tendría la misma cercanía y confianza con su profesor de Pociones, o si siempre sería tratado como un estudiante más en lugar de como un igual.
Sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos, Ron decidió apartar esos sentimientos de celos y envidia y continuar con su camino. Sabía que no ganaría nada obsesionándose con la relación entre Snape y Malfoy, y que era mejor concentrarse en sus propios asuntos en lugar de preocuparse por los demás.
Con determinación, Ron se alejó de la escena, decidido a dejar atrás esos sentimientos negativos y concentrarse en hacer lo mejor que pudiera en sus estudios y en sus relaciones con sus amigos en Hogwarts.
En la noche cuando los alumnos de Gryffindor se dirigían a dormir, La noticia de la desaparición de la Dama Gorda, la guardiana del retrato que protegía la entrada a la Torre Gryffindor, causó un revuelo entre los alumnos de la casa. La incertidumbre se apoderó de ellos mientras se preguntaban qué había sucedido y qué significaba para su seguridad en Hogwarts.
En medio de la confusión, el profesor Dumbledore llegó a la escena, su presencia calmó los nervios y brindó una sensación de seguridad a los estudiantes. Con su habitual calma y sabiduría, el director tomó el control de la situación y comenzó a investigar lo ocurrido.
Después de una búsqueda exhaustiva, la Dama Gorda fue encontrada y reveló que Sirius Black había vuelto, lo que provocó un murmullo de preocupación entre los estudiantes. Dumbledore, con su habitual serenidad, tomó medidas para garantizar la seguridad de todos los alumnos.
Ante la amenaza inminente, el director decidió que era más seguro que todos los estudiantes pasaran la noche en el Gran Comedor, donde estarían protegidos y vigilados por los profesores y los encantamientos de seguridad de Hogwarts.
En medio de la confusión, el profesor Dumbledore llegó a la escena, su presencia calmó los nervios y brindó una sensación de seguridad a los estudiantes. Con su habitual calma y sabiduría, el director tomó el control de la situación y comenzó a investigar lo ocurrido.
Después de una búsqueda exhaustiva, la Dama Gorda fue encontrada y reveló que Sirius Black había vuelto, lo que provocó un murmullo de preocupación entre los estudiantes. Dumbledore, con su habitual serenidad, tomó medidas para garantizar la seguridad de todos los alumnos.
Ante la amenaza inminente, el director decidió que era más seguro que todos los estudiantes pasaran la noche en el Gran Comedor, donde estarían protegidos y vigilados por los profesores y los encantamientos de seguridad de la escuela.
Los alumnos se dirigieron al Gran Comedor, donde pasaron una noche inusual pero segura. A pesar de la tensión en el aire, la presencia de Dumbledore y los demás profesores brindó consuelo y tranquilidad a los estudiantes mientras esperaban noticias sobre la situación.
Continuacion....