Harry, Hermione y Ron retrocedieron rápidamente, el miedo evidente en sus rostros. A pesar de sus heridas y la fatiga del día, todos sabían que debían actuar con rapidez.
Sirius, con una expresión decidida, comenzó a transformarse en su forma de perro grande, Padfoot, para intentar controlar a Remus y mantener a todos a salvo. Mientras tanto, Ron, aún sentado en la piedra y con la pierna herida, miraba con preocupación la escena.
Esto es una locura, pero confio en que Sirius podrá manejar a Remus- dijo en un murmuro Ron adolorido y preocupado.
Sin embargo, la situación rápidamente se volvió más peligrosa. Remus, en su forma de hombre lobo, lanzó a Sirius lejos con un fuerte golpe, haciendo que Harry y Hermione corrieran en su auxilio, dejando a Ron solo. Ron, herido y vulnerable, miró con horror cómo Remus se acercaba cada vez más, con la intención clara de atacarlo.
Justo cuando el peligro parecía inevitable, una figura emergió del Árbol Boxeador. Severus Snape, aún con aspecto cansado y magullado, se colocó valientemente entre Ron y el hombre lobo. Con una mirada decidida y la varita firmemente en mano, Snape se preparó para enfrentar la amenaza.
Lupin detente- gritó Snape, apuntando su varita hacia el hombre lobo. Con un movimiento rápido, lanzó un poderoso hechizo de protección, creando una barrera mágica entre Ron y Remus.
La barrera chisporroteó al entrar en contacto con Remus, deteniéndolo en seco. Aunque Remus intentó avanzar, la magia de Snape lo mantenía a raya. Snape, con una mezcla de determinación y furia en su rostro, se giró brevemente hacia Ron.
¡Quédate detrás de mí, Weasley!- ordenó Snape, sin dejar de concentrarse en mantener a Remus a distancia.
Ron, aún sorprendido por la aparición y la valentía de Snape, asintió y se quedó detrás del profesor, sintiéndose a la vez aliviado y asombrado. La protección y el cuidado de Snape en ese momento reforzaron la conexión que había comenzado a sentir hacia el profesor.
Mientras tanto, Sirius, en su forma de perro, se levantó lentamente con la ayuda de Harry y Hermione, recuperándose del golpe. Al ver a Snape protegiendo a Ron, se apresuraron a regresar para ayudar.
Llévense a Weasley de aquí. Yo me encargaré de Lupin- dijo Snape, manteniendo su hechizo, se dirigió a Harry y Hermione.
Remus, sintiendo la inminente llegada del amanecer y luchando contra su naturaleza salvaje, salió corriendo hacia el bosque, con Sirius en su forma de perro persiguiéndolo, tratando de mantenerlo lejos de cualquier peligro. Harry y Hermione, con Ron apoyado entre ellos, lo llevaron apresuradamente a la enfermería.
Una vez allí, Madame Pomfrey, la enfermera de Hogwarts, se ocupó de Ron, aplicando pociones y encantamientos para curar su pierna herida. Ron, aunque aliviado por recibir atención médica, no podía dejar de pensar en Snape y en cómo lo había protegido.
Después de unos minutos, el profesor Dumbledore entró en la enfermería, con una expresión seria pero serena. Se acercó a Harry y Hermione, quienes se apartaron un poco de la cama de Ron para hablar en privado.
Ron, aunque adolorido y cansado, intentó escuchar la conversación, pero las palabras de Dumbledore se perdieron en susurros. Todo lo que pudo ver fue la expresión de Harry y Hermione, que mostraban una mezcla de sorpresa y determinación mientras asentían ante las palabras del director.
Finalmente, Dumbledore, Harry y Hermione salieron de la enfermería, dejando a Ron solo en su cama.
Ron, sintiéndose un poco aislado, se recostó en su cama, pensando en los recientes acontecimientos. La preocupación por sus amigos, la gratitud hacia Snape, y la curiosidad por lo que Dumbledore le había dicho a Harry y Hermione, todo se mezclaba en su mente.