**Clarisse O'kelly**
Decidí no seguir pensando más en el tema de mis padres, eso sería simplemente engañarme más y tener que sufrir con algo que yo ya sé. Lo mejor será que yo espere, que el tiempo pase y las cosas se pongan en su lugar, yo tengo la esperanza, y tarde o temprano; no importa cuando, yo sé que llegará el momento.
Me paso una hora rodando en la cama, no logro descansar, mi cuerpo puede estar más relajado, pero mi mente está hecha un lío, por lo que se me hace imposible quedarme dónde estoy.
Me pongo en pie, salgo de la habitación y me voy a la cocina, tal vez preparar algo de comer ayude mucho en todo esto de distraerme. Reviso entre las cosas que tiene Nadia en la cocina, y con el poco ánimo que tengo solo decido prepararme un Sándwich de atún.
Saco el pan de la alacena, abro el refri y todo el atún, veo unos tomates, lechuga y los agarro también. Dejo todo sobre la encimera y me dispongo a preparar. Dejo un sándwich perfectamente armado sobre un plato en la mesa y me siento a comerlo. Jugo, necesito jugo. Me bajo del taburete y me voy al refri, tomo un vaso, la jarra del zumo y me sirvo, vuelvo a dejar la jarra y me giro para así poder comer.
—¡DIOS! —Pego un grito al ver a Nadia en la cocina con medio sandwich en la boca —. ¿Estás loca? Casi me matas del susto.
—Esta delicioso —Es lo único que dice con la boca llena.
—Pareces un ratón, no te sientes, y ni te ves —Tengo la mano sobre mi pecho tratando de calmar mi acelerado corazón.
—¿Lo siento? —Pregunta mientras sigue comiendo del sándwich —. Dame —Me pide el vaso y por inercia se lo paso.
—Era mío —Me quejo haciendo un puchero.
—Deja que me lo coma, ya te preparo yo uno —Me guiña un ojo. Sería el colmo que estando en su casa, comiendo su comida y que tenga que prepararme ella de comer, es el colmo.
—Dejalo, ya lo hago yo. ¿Cómo te fue? —Le pregunto buscando una vez más los ingredientes. Solo que ahora debo cortar más tomates.
Busco la tabla de picar y me pongo manos a la obra. Solo que ahora que estoy acompañada, hago algo más elaborado.
Semi tosto el pan con un poco de mantequilla. Pico unas cebollas, el tomate, y pico unos trozos de queso. El super sandwich queda perfectamente armado y Nadia me mira con mala cara.
—El mío no tenía todo eso —Se queja y yo río.
—Si me hubieras dejado comerlo, con un poco más de ánimo te hubiera hecho algo mejor —Me encojo de hombros, me giro y vuelvo a abrir el refri para servir jugo nuevamente.
—Igual estaba buenísimo —Se encoge de hombros.
—Entonces... ¿Cómo te fue? —Pregunto ahora sí devorando el sándwich.
—Había un pequeño problema, pero el señor Arthur se ha puesto como loco. Es muy detallista, y algo que salga mal o de su control, lo hace ponerse en cierta forma estresado —Me explica.
—¿Siempre es así? ¿Estricto y cuadriculado? —Indago curiosa.
Y la verdad es esa, no lo he visto mostrar otra cara que no sea la de un robot, una maquina del trabajo. Se nota estricto, malhumorado, y controlador.
—No, la verdad es que es un hombre tranquilo y amable. Sí, está más concentrado en el trabajo, pero es una buena persona, más que todo altruista —Explica y yo me quedo con el sándwich a medio camino.
¿Donde? En treinta minutos que duro nuestra reunión, y tal vez diez la conversación fuera del bar, no noté a alguien así. Solo piensa en él, lo que necesita, y lo que quiere, y si no lo puede conseguir lo compra. Es hasta ahora lo único que he notado sobre él.
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INSANITY
RomanceUn plan trazado, con un fin desagradable. Clarisse y Andrew, dos vulgares ladrones, o digamos que uno más que otro, buscaban como obtener dinero de manera ilegal, poco confiable y sobre todo de mala manera. Muchos robos y muchos planes victoriosos...