Capitulo 14

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**Clarisse O'kelly**

Metí la pata hasta el fondo, la he cagado pero bien grande. ¿Y ahora que haremos?

Escucho el lamento de Nadia, quién es la primera en abrir la puerta del auto y salir a ver que ha pasado, seguido bajamos Marisa y yo, para encontrarnos a una pareja súper enojada mirando su auto.

—Lo lamento. De verdad que no los vi, pensé que habíamos frenado y lo he acelerado —Intento disculparme, pero solo se escuchan los insultos.

—¿Me vas a decir que manejas y no sabes cual es el freno? —Pregunta incrédulo, el señor muy enojado. Mientras que la señora se aleja, toma su teléfono y comienza a llamar.

—Ya le dijo que no se fijó —Nadia sigue examinando su auto. Ha quedado muy grave de la parte delantera, al igual que el otro, aunque todo ha sido leve, pues nadie salió herido.

—Llame a mi abogado, deberán pagar ésto ustedes —A la señora se le ve en la cara que es de pocos amigos, y yo que intento controlar a Nadia, no vaya a toparse con ella también.

—¡Llame a quien quiera, si fue un accidente! —Una patrulla se acerca a nosotras, es obvio que hemos parado el tránsito y no pensaban dejarnos así sin más.

—¿Cual es el problema? —dice con firmeza el oficial.

—Ellas nos acaban de chocar el auto —La mujer sigue acusándonos.

—Fue un accidente, no digo que no tengamos la culpa, pero no nos dejan explicar.

—Están obstruyendo el paso, deberán acompañarnos a la comisaría y allí resolvemos este asunto —No tenemos de otra que hacer lo que nos dicen. ¿En qué lío nos acabamos de meter?.

Ningúna ha pensado que la noche terminaría o comenzaría así. ¡Que lío!

Nos suben a la patrulla, a los señores le permiten acompañarnos detrás en su auto, que no le afectó más que la parte trasera, mientras que él de Nadia se quedaría allí siendo llevado por uno de ellos.

Estamos un poco nerviosas o por lo menos yo, no queremos pasar la noche detrás de unos separos, pero tampoco tenemos quien nos ayude.

—Por lo menos cené —Pensé que estaría más preocupada, pero a Nadia nadie le roba la paz.

—Ahora vienes con tus ocurrencias —Se queja Marisa, fastidiada. Me puedo imaginar que esto no estaba entre sus planes.

—No me voy a poner a llorar —Rueda los ojos.

Al llegar a la comisaría, de inmediato nos hacen bajar del vehículo, y cuando estamos afuera podemos ver al otro auto pararse detrás de nosotras y bajar con los rostros mostrando más rabia que al principio.

—Adelante —dice el policía que nos ha traído hasta aquí, guiandonos dentro de la comisaría donde todo se podrá aclarar o eso esperamos.

—Expliquen lo que ha sucedido —Cuando intento hablar yo, la señora se exalta y es ella quien habla.

—¡Estás niñas nos han chocado! —Suelta nada más empezar las preguntas de los agentes —. Estoy segura que nisiquiera tienen licencia. Deben estar borrachas para hacer tal vandalismo —Mis ojos se abren y casi se salen de sus órbitas.

—¿Señoritas han ingerido alcohol? —Pregunta el oficial a cargo.

—¡¿Qué?! ¡No! —Responde Nadia muy enojada también —. Recién estábamos saliendo de casa, ha sido un accidente.

—¿Con esas pintas cree usted que no han tomado una gota de alcohol? —Me indigna la forma en la que me ha visto.

—Señoritas, necesitaré que me acompañen —Es obvio que nos nos creen, así que no nos queda opción de seguirlos, dejando a la señora mal educada, con cara de satisfacción.

INSANITYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora