**Clarisse O'kelly**
Arthur Hume me da curiosidad.
Apesar de que es un hombre bastante atractivo, alto, moreno, cabello negro y ojos marrón claro, y que no me genera ningún tipo de atracción hacia él, tiene un magnetismo impresionante, porque logra que me sienta nerviosa por su cercanía y aunque estoy segura de que es porque me siento intimidada, me confunde.
Me mira a los ojos, baja a mis labios, sube de regreso y escanea todo mi rostro, me analiza al parecer y es algo que me incomoda de cierta manera, porque está muy cerca. Pues estamos en la escalera y sigue dejándome acorralada contra la baranda de esta.
—¿Crees acaso que es una competencia? —Por fin habla sacándome de mis pensamientos y de mi análisis a su actitud repentina.
—Para nada, pero hemos firmado un contrato y no hay nada que me impida seguir con mi vida, así sea a escondidas como lo harás tu —Me encojo de hombros y me recuesto bien de la baranda, como si estuviera más que cómoda con su cercanía,algo que es sumamente mentira.
—Te puedes equivocar y nos costará mucho dinero a ambos —Ruedo los ojos.
Y aquí va el dinero, era de esperarse de alguien como él, aveces se me olvida con quién estoy tratando.
—Tu todo lo solucionas con dinero, pero tranquilo, seré igual o más cuidadosa que tú —Me enderezo quedando muy cerca de él —. No tienes nada de que preocuparte —Le digo con una sonrisa y bajo el último escalón dejandolo a él ahí parado, con los engranajes de su cabeza funcionando a todo lo que da.
Ya me aprendí a la perfección el camino, así que sin esperar que me guíe, vuelvo al recibidor cómo él le llama y aquí lo espero. Y no tarda mucho, en menos de nada ya está nuevamente a mi lado.
—Espero que sepas lo que estás haciendo o lo que harás —dice sin mirarme.
—¿Por qué será que los hombres creen que las mujeres no somos capaces de hacer lo que ellos hacen? —Pregunto en voz alta y hacia la nada —. La verdad Sr. Hume es, que nosotras podemos ser igual o hasta mejores. Estamos por debajo de ustedes solo cuando queremos, solo somos menos cuando nos conviene —Busco mi bolso y lo guindo sobre mi hombro una vez más —. ¿Ya nos vamos? —Pregunto mirando hacia la puerta y no a él.
—Sí, ya te llamaré cuando... —El sonido de su teléfono lo interrumpe, me pide un momento con una señal de su mano y se lleva el teléfono al oído —. Hola abuela. ¿Cómo estás? —Me pongo alerta de inmediato, prestando la suficiente atención —. Estoy en mi departamento, iba de salida ¿Que sucede? —Parece que se alarma, guarda silencio unos segundos para escuchar lo que le dicen —. Espera... Abuela no creo que sea conveniente, tengo una reunión en treinta minutos —Le dice en forma de queja, pero un tanto inquieto —. ¿Es necesario? —Bufa frustrado —. De acuerdo, voy para allá... Sí, sí, está bien, no te preocupes, estoy ahí en cinco minutos —Frunzo el ceño.
¿Cinco minutos? ¿Tan cerca está?
Pues ni modo, tomaré un taxi.
—¿Todo bien? —Le pregunto cuando ha colgado la llamada.
—Mi abuela me necesita en su casa, discúlpame pero no tengo tiempo de llevarte y tendrás que venir conmigo —Mis ojos se abren de par en par. ¿Qué? No, eso sí que no, no estoy para nada preparada para ese encuentro.
—No, no, yo puedo tomar un taxi, no es necesario —Hago señas con las manos dándole a entender que no estoy de acuerdo.
—No permitiré que tomes un taxi, la casa de mi abuela está a cinco minutos y me puedo imaginar que es lo que está sucediendo, así que es ahora o nunca —Sus palabras tan poco elaboradas y lo apurado de la situación no me dejan nada contenta.
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INSANITY
RomanceUn plan trazado, con un fin desagradable. Clarisse y Andrew, dos vulgares ladrones, o digamos que uno más que otro, buscaban como obtener dinero de manera ilegal, poco confiable y sobre todo de mala manera. Muchos robos y muchos planes victoriosos...