»Capítulo 5«

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Beverly salió de la habitación donde estaba Cerebro, nerviosa y con una sensación abrumante que la volvía a esos días donde huía y las personas la veían con repugnancia, temor y una curiosidad malvada.

En ese instante, mientras se encaminaba a la salida, golpeando el hombro de Hank y diciendo que quería estar sola (así como se lo repitió a Logan para que la dejara irse sin su compañía), finalmente se sentó sobre la pequeña banca al lado de la gran columna que cubría la entrada de esa magnífica mansión.

Se abrazó a sí misma, tragó saliva y sintió un escalofrío que la paralizó, cubriendo su cuerpo con el dolor, con la oscuridad de su poder, dejando que su vulnerabilidad fuera acariciada por cualquiera.

—¡Es una bruja! ¡Bruja maldita! —escuchó claramente, en su memoria, haciendo un eco profundo y extremista.

La gente rodeándola como si fuera un espectáculo, gritándole que debía ser quemada en la hoguera, amenazándola con armas y cualquier objeto que pudiera causarle un daño. La mujer, aterrada, pero también intentando explicar que era una equivocación, se vio envuelta entonces en un dolor agudo cuando un hombre tomó su larga cabellera fogosa y la tiró sobre el suelo, empeñando en colocar su bota sobre su rostro y ridiculizarla mientras gritaba con una cólera feroz.

—¡Hay que hacer algo al respecto! ¡Esta mujer que ha bailado con el diablo debe quemarse! ¡Quemarse!

—¡Quémenla! ¡Quémenla! ¡Quémenla! —comenzó a cantorrear la gente, aún alrededor, observando el rostro de impotencia de la mujer mientras le daban golpes en el suelo, impactando con la punta de sus botas sobre su estómago, manteniéndola adolorida.

Y un grito desgarrador se escuchó en su cerebro, rememorando ese instante, el modo en que sus habilidades se encendieron como nunca antes lo hicieron y el primer impacto se colocó sobre la garganta del hombre y luego...

—Ey... —alguien la llamó y alzó la mirada, sobresaltándose mientras Coraline Vannstone alzaba su brazo, en modo de decir que venía en son de paz—. Perdón, no fue mi intención. Hum...no soy buena haciendo esto, pero quería saber si todo estaba bien.

—Si —asiente y aclara su garganta, visiblemente alterada—. Si, todo bien, todo en orden.

—Beverly, sé que nos conocemos poco, pero...visiblemente algo te provoca cierto...

—Cierta alteración —admite mientras interrumpe a Vannstone y entonces suspira, recargándose sobre la pared y viendo a la mujer a su lado—. ¿A ti no te pasa?

—¿Pasarme qué?

—¿Sentirte fuera de lugar con...todo esto? —señala su alrededor, refiriéndose a todo lo que pasaba, el ambiente y, más que nada, el lujo con el que estaba decorado—. No me sentía tan...atrapada desde que era una niña.

Coraline entonces suelta una risita y esa reacción provoca cierta indignación en Beverly, quien no tarda en mirarla fijamente.

—No sé si me creerás, pero esto es sólo la punta de una vida que siempre me persigue —hace una pausa y entonces mira sus pies, concentrada en lo que dirá a continuación—. Mi familia siempre quiso lujos, vida perfecta. Bueno, creo que eso no queda con una hija defectuosa que atraviesa portales entre el tiempo y el espacio —sonríe con melancolía, después juguetea con sus dedos y entonces añade en bajo—. Nadie es perfecto, Beverly, pero tampoco nadie está solo para ser escuchado.

Aquello lo entendió como una buena indirecta, así que no dudó en mirarla con cierta angustia, con esos nervios de sentir que las palabras se le quedaban en la garganta, buscando la manera de salir de una vez por todas.

𝐀𝐭𝐚𝐯𝐢𝐬𝐭𝐢𝐜 𝐃𝐚𝐫𝐤𝐧𝐞𝐬𝐬 𝐢𝐧 𝐔𝐬 [𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐢𝐧𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora