𝑷𝑹𝑰𝑴𝑬𝑹𝑨 𝑷𝑨𝑹𝑻𝑬: 𝑩𝑬𝑲𝑬𝑵𝑫
(Conocerse)1855. Zundert, Países Bajos.
—Het spijt me, een van de meisjes heeft het niet overleefd, meneer Willemsen (Lo lamento, una de las niña no sobrevivió, señor Willemsen) —expuso la enfermera en bajo, viendo de reojo a la madre tomar aire al tiempo en que alzaba la cabeza y pedía en bajo ver a sus bebés.
Bartel Willemsen entonces palideció, observando de reojo a la pequeña bebé que traía consigo la otra enfermera, arrullándola para que el llanto cesara durante unos segundos. Mas parecía extenderse, así que al final el padre de la niña tan sólo se precipitó a parpadear varias veces, mirando una vez más a su esposa, vislumbrando que intentaba alzarse de la cama.
Corrió hasta su amada y sólo tomó sus hombros, mirando la desesperación que desprendían los ojos de la rubia y que iban intensificando.
—Wat is er, Bartel? (¿Qué es lo que pasa, Bartel?) —preguntó Antonia, queriendo volver a erguirse, pero su marido se cercioraba de sólo volver a tumbarla suavemente—. Waar zijn ze? Waar brengen ze ze naartoe? Waarom jagen ze ze weg? Waarom doe je...? Laat me los! Ik zei laat me los, Bartel! (¿Dónde están? ¿Adónde las llevan? ¿Por qué las alejan? ¿Por qué ustedes...? ¡Suéltame! ¡He dicho que me sueltes, Bartel!)
—Antonia, genoeg (Antonia, basta) —le pedía el hombre, pero repentinamente su mujer ahogó un jadeo y el llanto se hizo presente de golpe, al tiempo en que la única sobreviviente de ese parto y era una pequeña recién nacida, finalmente se escuchó a lo lejos.
—Laat me Ze zien! (¡Déjenme verlas!)
—je hebt rust nodig (Necesita descanso) —comentó una de las enfermeras y de golpe tan sólo la obligaron a permanecer en la cama, a la vez que tomaban una de las jeringas y la adormecían con un poco de una sustancia para la paranoia de parto que había en ocasiones.
Tras eso, Antonia Willemsen cayó rendida, sin fuerzas, cayendo con el cuerpo tan pesado mientras balbuceaba el nombre de su marido y suplicaba que la dejaran ver a sus bebés. Sin embargo, al día siguiente, apenas despertó, tuvo la horripilante noticia que trajo consigo el que sólo sostuviera a la bebé, prometiéndose jamás dejarla sola, jamás abandonarla.
—Mijn kleine Loiran (Mi pequeña Loiran...) —siseó y besó la frente de la recién nacida, aprovechando el llanto de felicidad para poder limpiar con sus lágrimas el alma maldita de un surgimiento que nadie podría evitar un día de estos.
Y sería una de las tragedias que Antonia Willemsen jamás podría aceptar por más que quisiera.
~•~•~
1870.
—Sta rechtop, zak niet onderuit, Loiran (Párate derecha, no te encorves, Loiran).
Apenas dijo eso, finalmente elevó la mirada y obedeció a las órdenes de su madre. En el instante en que lo hizo, tan sólo se apresuró a ver de reojo a la niña justo a su lado.
—Marjolein, doe je oudere zus na, dat moet je leren (Marjolein, imita a tu hermana mayor, debes aprender) —expuso la matriarca de ambas niñas.
Loiran, la mayor y futura portavoz en la sociedad como una Willemsen, estaba realmente nerviosa. Se ajustaba el incómodo corset que le habían elegido para utilizar específicamente esa noche del gran evento.
Marjolein, la bajita con anchas caderas y un hermoso cabello rubio (igual que su madre) ondulado, tan sólo parecía guardar silencio para que no volvieran a llamarle la atención y sermonearla.
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𝐀𝐭𝐚𝐯𝐢𝐬𝐭𝐢𝐜 𝐃𝐚𝐫𝐤𝐧𝐞𝐬𝐬 𝐢𝐧 𝐔𝐬 [𝐖𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫𝐢𝐧𝐞]
FanfictionBeverly nació en una época distinta, con un estatus social elevado, codeándose con personas de la realeza o la aristocracia. Era perfecta a simple vista, pero, en realidad, guardaba algo debajo de esa imagen inmaculada; tenía un gen defectuoso. Hay...