Esos pequeños detalles

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Tu primera semana en el departamento de "tu" alfa, de quien escuchaste su nombre era Keegan ya que aquel misterioso hombre no se tomo el tiempo de presentarse adecuadamente ante ti, había sido bastante aburrida.

Dentro de aquel lugar no había demasiadas cosas y como Keegan pasaba mucho tiempo fuera, el sitio se mantenía ordenado y hasta cierto punto limpio. La entrada de polvo por las ventanas era algo inevitable, mas aun cuando el área donde están ubicados es un lugar de constante movimiento militar. Solo bastaba con observar desde cualquier ventana hacia el exterior y verías un sinfín de soldados y vehículos yendo y viniendo. Asumías que la pequeña base donde se reunía Keegan con los suyos no debía estar muy lejos, dado que siempre se retiraba caminando y hasta donde sabias, no tenía un vehículo, ya fuera militar o propio.

Para ese punto ya habías perdido totalmente la cantidad de vueltas que diste por las áreas permitidas dentro del departamento, habiendo respetado su restricción de no entrar en su habitación.

No tenias nada que hacer, ni siquiera tenias hambre como para preparar algo, así que simplemente te limitaste a tomar asiento en el sofá de la sala. Era pequeño, con espacio solo para dos personas, pero bastante suave, quizás no era nuevo, pero estaba en muy buenas condiciones. Tomaste uno de los cojines y lo abrazaste sobre tu regazo mientras contemplabas todo a tu alrededor.

Todo era tan tranquilo ahí, Keegan hablaba poco o nada, pero no se metía contigo en absoluto, siendo incluso respetuoso. No te maltrataba de ninguna manera y tampoco te presionaba para cumplir tu "trabajo". Incluso, estuviera el o no en casa, eras totalmente libre para moverte dentro del departamento. No tenias que ocuparte para nada el, solo de ti misma, lo que hacia de todo esto que quizás fuera la primera vez en mucho tiempo que alguien te daba un trato digno, mas humano. Y aunque el nunca lo mencionara, tu te diste cuenta de cómo mantenía bajo control sus feromonas hasta el punto en que parecía que ahí no había ningún alfa. Poco a poco su aroma se fue desvaneciendo del departamento. Este era un alfa bastante peculiar.

Tu poco tiempo a su lado te dejo ver que Keegan era alguien bastante ocupado, siempre concentrado en alguna tarea de la que no te hablaba. Despertando mucho antes de que llegara el amanecer y llegando a altas horas de la madrugada. Era increíble como podía mantener esa rutina sin terminar exhausto, ¿Seria cosa de la resistencia de los alfas?

Seguiste divagando sobre tu nueva suerte al lado de este Ghost, observando el techo como si fuera la cosa mas interesante del mundo. Fue en ese instante en que tuviste una pequeña idea, no haría ningún mal que tuvieras un pequeño gesto con el ¿Verdad?, el estaba siendo bueno, o desinteresado, pero como fuera el caso, el querer hacer esto nació de ti.

Keegan llegaba demasiado tarde y estabas completamente segura de que ese hombre llegaría con hambre, pero sin ninguna intención de querer cocinar, por eso siempre se iba directo a dormir a su habitación. Pero esta noche harías algo diferente, mientras preparabas tu propia cena harías algo extra para él, dejando el plato bien protegido y guardado en el refrigerador para que no se echara a perder. Y en un lugar visible, le dejarías una pequeña nota para que supiera que había comida para el y que la podía calentar en el microondas.

Dicho y hecho, esa misma noche le preparaste algo con los víveres que les habían dado esa semana. Hiciste tu magia y dejaste dentro del refrigerador un plato con espagueti al que espolvoreaste por encima con algo de queso, habiéndole también preparado unas cuantas albóndigas con la carne que aun tenías. Por último, dejaste una nota pegada, y muy a la vista, sobre la puerta del refrigerador.

Cuando terminaste, limpiaste todo en la cocina, como si nadie la hubiera usado. Para luego ir a darte un baño rápido antes de dormir. Si Keegan aceptaba o no tu pequeño gesto, sería algo que descubrirías hasta la mañana siguiente.

¿Obligación o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora