Traidores

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Ideaste diversas formas de escape pero todas terminaban frustradas de una manera u otra. Gabriel se encargaba de nunca crear una rutina, así no podrías anticipar su presencia en aquella casa.

Habías recorrido cada esquina y habitación del lugar, pero hasta el momento ninguna puerta o ventana era una ruta de salida exitosa. Incluso algunas habían sido previamente atrancadas para que, con tu poca fuerza, fueras incapaz de abrirlas.

Pero fue durante un día en específico, mientras estabas revisando otra de las ventanas del segundo piso, que notaste como al exterior se encontraban un grupo de hombres, claramente militares, y cuyo uniforme reconocías como miembros de La Federación.

¿Qué estaban haciendo ahí?

Estuviste a punto de llamar a Gabriel pero te frenaste de golpe...Gabriel estaba saliendo de la casa, encontrándose con ellos, los saludaba y los estaba recibiendo. Especialmente hablaba con un hombre alto y fornido, quien usaba un paliacate sobre su cabeza. Ambos estrecharon sus manos y procedieron a entrar a la casa mientras que los demás soldados permanecieron en el exterior, custodiando.

Con total sigilo fuiste acercándote al área común de la casa, observando como ambos hombres entraban en la oficina de Gabriel. Rápidamente entraste en la habitación contigua, la cual compartía un ducto de ventilación, y por el cual podías escuchar la conversación, si es que ponías algo de atención.

- ¿A que debo tu visita?-la voz de Gabriel se escuchaba tranquila. No se veía en absoluto preocupado por estar hablando con el enemigo.

-Necesito una ubicación segura y he decidido que tu casa será un buen lugar- mientras aquel hombre hablaba, podías escuchar sus pesadas pisadas, estaba caminando por toda la habitación.

—¿Mi casa? Eso seria demasiado arriesgado, Rorke...no estamos tan lejos de la ciudad y los Ghosts junto a los demás te están buscando—

—Si quieres esconder algo, ponlo a la vista de todos— Se rio.

—Bueno, si es lo que necesitas...adelante. Solo debo avisarte que en este momento no estoy viviendo solo aquí—

—¿Ah no?—

—Mi omega esta en la casa, no es una amenaza pero es bastante escurridiza —

—Una omega no es ningún problema para mis hombres o para mi. Solo mantenla lejos de nosotros o no responderé por lo que pase —

—Descuida, estoy en proceso de domesticarla—

En cuanto escuchaste como ambos hombres parecían moverse, te alejaste del ducto y esperaste detrás de la puerta para evitar encontrarte con ellos. Solo cuando dejaste de escuchar cualquier ruido, es que saliste de esa habitación y fuiste hacia la tuya.

Cuando pensabas que Gabriel no podía ser más despreciable, te demostraba que si podía serlo. Por algún motivo se había asociado con La Federación.

Estos nuevos eventos solo complicaban cualquier plan de escape, ¿Cómo ibas a evadir a soldados entrenados? En cuanto de te vieran, seguramente te iban a devolver con Gabriel y este, a su vez, te castigaría con aun más severidad.

¿Qué ibas a hacer ahora?



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¿Obligación o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora