Su nariz continuaba frotándose contra tu cuello causándote más cosquillas, llenando toda la habitación con el sonido de tu risa. Sus hábiles manos seguían recorriendo tu piel, memorizando cada pequeño detalle que podía haber en ella. Eras tan suave.
Los besos húmedos se apoderaron por completo de la piel en tu cuello comenzando su viaje de descenso, repasando aquellos hombros tuyos que ahora ya lucían enrojecidos y con algunas marcas de mordidas, lamiendo con orgullo lo que había hecho minutos atrás.
Una de sus manos se cernió con cuidado sobre uno de tus senos, masajeándolo suavemente, ejerciendo solo la presión justa a la vez que dejaba que su dedo medio e índice atraparan tu pezón, presionándolo, jalándolo solo un poco para provocarte.
Tus primeros gemidos se hicieron escuchar, estabas aun un poco nerviosa, pero tu cuerpo reaccionaba de manera natural a su tacto. Experimentabas una sensación electrizante, una que te hacia arquear tu espalda y erizar tu piel, apenas eran unas cuantas caricias pero aquello se sentía como si Keegan hubiera logrando encender algún botón en ti, uno que te predisponía totalmente, que te hacia ser híper consciente de todos tus sentidos.
Tu segundo seno comenzó a recibir la misma atención, pero ahora no era su mano la que se dedicaba a aquello, sino sus labios. Mientras su mano izquierda lo sostenía con firmeza, sus labios habían aprisionado tu pezón. Todo comenzó con un beso suave sobre el para después comenzar a ejercer más presión, sus labios se abrieron ligeramente y lo besaron, lo mordió apenas con la punta de sus dientes, lo succionaba, todo en una serie de acciones combinadas que te hicieron estremecerte aún más.
Keegan supo que estaba haciendo bien su trabajo en el momento en que elevo su mirada y se encontró con tu rostro completamente enrojecido, con esa mirada acuosa y tus manos sobre sus hombros, encajando tus pequeñas uñas en él.
Para cuando se retiró de tus senos, estos ya lucían otra coloración, una rosada inclinándose hacia el tono rojo. La vista era más que estimulante, su Alfa interior le gritaba que esto no era suficiente, que debía llenarte de sus marcas, dejar en claro que eras un omega que ya había sido reclamado y nadie más tendría el privilegio de tenerte. Pero aun no quería llegar a eso, estaba tomándose su tiempo, iba a disfrutar y hacer que tú disfrutaras de la experiencia.
Elevo su figura, apoyándose únicamente sobre sus rodillas sobre aquel suave colchón, mientras tus piernas seguían a los costados de sus caderas. Llevo sus manos al borde de su camisa y se la retiro con un rápido movimiento, dándote desde tu lugar, una vista completa de su abdomen, de sus pectorales y de sus amplios hombros. Del mismo modo, sus manos se hicieron cargo de retirarse lentamente el cinturón, tirando de él y dejándolo caer a un costado de la cama, asegurándose que en cada paso nunca dejara de observarte directamente a los ojos. Era más que satisfactorio el saber que tenía toda tu atención y que al igual que él, tú también estabas deseosa por conocer su cuerpo.
— ¿Quieres ayudarme, cariño? — su voz sonó aún más seductora y ronca de lo que esperaba.
Tomo tus muñecas y te ayudo a levantarte un poco, con su agarre aun en ellas, llevo tus manos hacia el borde de su pantalón dándote completa libertad para que se lo quitaras.
Tragaste al verte en esta nueva situación pero no ibas a desaprovechar la oportunidad. Tomaste el borde y desabotonaste su pantalón, liberándolo de la presión que este ejercía sobre su cintura. Lo siguiente fue tomar el pequeño zipper entre tu dedo índice y pulgar, y comenzar a bajarlo hasta su punto máximo. Contemplaste como poco a poco la tela misma se iba abriendo, aflojándose, dándote una pequeña vista de la tela de su ropa interior.
Tiraste hacia abajo la tela de sus pantalones, estos no opusieron gran resistencia, cayendo hasta sus rodillas, ahora delante de ti estaba la cadera de aquel soldado. Su ropa interior, un bóxer en color oscuro, parecía una especie de segunda piel, estaba ajustado y manteniendo todo perfectamente en su lugar. Debido a la sesión de besos anterior, ya era evidente que esa prenda no podría contener mucho tiempo aquella parte de Keegan.
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¿Obligación o amor?
RomanceCuando el mundo está al borde de un colapso, el gobierno tomó una serie de medidas drásticas para asegurar la supervivencia de su nación. Dándole ahora a su población omega la obligación, y responsabilidad, de traer más alfas a este mundo y estos a...