Calidez

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El fuerte sonido de la puerta abriéndose de manera estrepitosa llamo de inmediato tu atención. Con algo de miedo saliste de tu habitación y en medio de la oscuridad escaneaste toda el área de la sala, logrando visualizar una sombra encorvada que estaba caminando lentamente hasta que se dejó caer pesadamente sobre el sofá.

Estabas a punto de correr a la cocina por un cuchillo, pero entonces escuchaste la voz de aquella persona, o mejor dicho, un gemido. Era Keegan.

Te detuviste y activaste el interruptor de la luz, observando a un Keegan recostado sobre el sofá. Con uno de sus brazos sostenía su abdomen, en un intento por aminorar su dolor. Su uniforme, de ese color azul oscuro, ahora tenía manchas tanto de suciedad como de sangre por todos lados.

Sin pensarlo dos veces fuiste hacia él, comenzando a inspeccionarlo. Al principio estuvo un poco renuente pero después de varios intentos, y regaños, termino cooperando.

Con su ayuda le fuiste despojando de su equipo, así como también le quitaste su chaqueta y la camisa que usaba debajo de esta. Esta era probablemente la primera vez que veías a Keegan sin tanta ropa encima, por lo que ver esa piel blanca y ese bien formado abdomen te cautivo por momentos. Era militar, obviamente se encontraba en un buen estado físico, pero una cosa era saberlo y otra verlo.

Dejaste su ropa en un cesto que usabas para la ropa sucia para luego buscar algunas cosas que había en la casa que podrían usarse para atender sus heridas. No contaban con mucho, pero al menos un par de gasas, guantes, vendas, una solución esterilizante, entre otras.

Lo principal para ti fue concentrarte en detener su sangrado, la mayor herida era una en su costado izquierdo, no lucia muy profunda pero sangraba demasiado. Te colocaste un par de guantes y con ayuda de las gasas, hiciste un poco de presión sobre la herida, haciendo que Keegan se quejara un poco debido a la molestia que aquello le estaba causando. Aun así, no hizo nada por alejarte o decirte algo.

Tomaste otras pocas gasas, humedecidas con la solución esterilizante, y comenzaste a limpiar todo el borde de la herida una vez que el sangrado comenzó a disminuir, asegurándote que toda el área quedara limpia, así evitarían cualquier futura infección. En tu proceso, trataste de realizar movimientos suaves sobre su cuerpo, como si de una caricia sobre él se tratara. Esto obtuvo un buen resultado, podías notar como los músculos de Keegan estaban comenzando a relajarse, incluso lo escuchaste suspirar. No estabas haciendo un mal trabajo después de todo.

Para poder cerrar el corte utilizaste unos cierres de laceración, que por suerte Keegan tenía guardados en el departamento, eran resistentes y discretos. Solo bastaba limpiar bien la piel para que los extremos se adhirieran bien a la piel y después estirar un poco de las cintas y pegarlas al lado contrario. Esto haría que los bordes de la piel se unieran nuevamente sin necesidad de tener que coser, así la cicatrización dejaría apenas una línea casi imperceptible, o en algunos casos, nada. Ahora, solo por mera medida de seguridad, colocaste una ligera capa de gasas sobre la misma, pegando sus extremos con cinta médica.

Una vez terminada la parte más difícil, tomaste otras gasas limpias y las usaste para limpiarle el resto de heridas menores que había por todo su pecho y brazos. Algunas eran apenas rasguños pero habían sangrado, dejando esa piel ahora con un color rojizo. Poco a poco lograste que fuera recuperando su tono natural, deleitándote con la vista que se mostraba ante ti.

Debajo de todo ese uniforme, Keegan escondía un cuerpo bien trabajado. Los músculos de sus brazos, pectorales y abdomen estaban definidos, y con cada movimiento que hacía, desde solo respirar hasta acomodarse cada cuando en su lugar, te hacían admirarlos desde diferentes ángulos. Estabas demasiado cerca como para no notarlo, incluso sus venas estaban resaltadas, podías seguirlas como si fuera un camino, tentándote a tocarlas. Pero te contuviste, Keegan estaba herido y si te permitía tocarlo era simplemente porque necesitaba ayuda médica. En un contexto diferente, te mantendría lejos.

¿Obligación o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora