Solicitud No. 1: Rechazada

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Esto nunca era sencillo, muchos omegas ya habían tenido que pasar por la misma situación, y sin importar cuantas veces lo repitieran era algo a lo que simplemente no te acostumbrabas.

El día en que son "entregados" en sus lugares temporales, llevados como si fueran enviados por paquetería a las manos de algún alfa. No eran mercancía, eran personas, también tenían sentimientos y ser tratados de esta manera, rebajados a ser un bien, una cosa, era por demás humillante.

Pero no tenían los medios para oponerse al gobierno.

Ahora, por haber nacido como un omega en medio de un mundo que está prácticamente colapsando gracias a las guerras, es que estabas ahí sentada. Tan pronto como el agente que te acompaña converso con el alfa, fuiste dejada en ese pequeño departamento. Cuando la puerta se cerro y el agente se retiró, el alfa, sin dirigirte la palabra, te señalo la mesa ubicada en lo que debía ser el comedor. Tomaste asiento obedientemente, observando brevemente el lugar a tu alrededor.

Te habían dicho que serias la omega de un militar, pero no de uno cualquiera, esta vez era alguien mas especial. Según te explicaron, él pertenecía a una fuerza de elite quienes suelen manejarse de manera independiente. Aunque si eras sincera, saber aquello no te era realmente importante, fuera quien fuera tu labor ahí solo era una y el tenia que cumplirla, conocerse no era un aspecto importante para dicha tarea.

El ambiente en ese momento era bastante tenso, tan pronto tomaste tu lugar podías sentir la mirada de aquel alfa atravesando tu espalda, porque si, él se había colocado a tus espaldas. Nerviosamente llevaste tus manos sobre la mesa de madera y tus dedos comenzaron a jugar, golpeando ligeramente la misma como si estuvieras tocando las teclas de algún piano. Tu solo quieres romper un poco el silencio incomodo que se había formado.

¿Por qué no decía nada? Normalmente los alfas no dejan de alardear sobre ellos mismos o quieren poner de inmediato sus manos sobre los cuerpos de los omegas. En especial los militares que al estar en servicio en misiones que pueden tardar semanas o meses, suelen ser los mas desesperados por algo de contacto humano que no sea otro alfa.

¿Cómo se supone que lograrían cumplir con esta misión cuando ni siquiera se ha tomado la molestia de presentarse ante ti?

—Me llamo, _____________...aunque quizás ya lo sepas — Tus palabras solo fueron un intento para iniciar una conversación con aquel, aunque fuese de algo trivial, este silencio no te gustaba para nada.

—Se quien eres, leí el expediente — Contesto con una voz totalmente monótona. No parecía muy contento por tu llegada, pero al menos tampoco parecía enojado.

—Bueno, a mi no me dieron el tuyo...ni siquiera tu nombre. Supongo que es otra desventaja de ser un omega — Llevaste tu mano derecha hacia tu cuello, rascando con nerviosismo la piel de dicha zona, moviendo ligeramente tu collar, aquel que todo omega no marcado debe usar por protección.

El silencio volvió a instalarse entre ambos.

—Si no soy de tu gusto, puedes cambiarme ¿Sabes? — Incluso esa era una opción para los alfas. Si les mandaban un omega que no les gustara en cualquier aspecto podrían pedir un cambio para que ellos estuvieran satisfechos. Era tan injusto, porque si un omega pedía lo mismo, se le era negado.

—Nunca solicite un omega — Fue su simple respuesta.

—Bueno, en realidad nunca lo hacen, si leíste el correo que suelen mandar sabrías que solo somos asignados, independientemente de si ustedes lo pidieron o no —

—No tengo tiempo para estas cosas... "esto" no va a pasar — Camino de manera tan sigilosa que sus pasos no hicieron ruido, era como un gato. Se posiciono al otro extremo de la mesa, observándote directamente.

¿Obligación o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora