Una pregunta y un anillo

666 73 19
                                    


Conforme fuiste subiendo por aquel camino, comenzaste a ver la iluminación que habia en los árboles, perfectamente enredada en las ramas, dando así la imagen que estos tenían pequeños orbes entre sus hojas. Te acercaste aun mas a ellos, fascinada por la imagen general del lugar, era una zona elevada desde la cual podías ver el resto de la ciudad, no recordabas haber estado antes en un lugar como este.

Mientras tu estabas distraída observándolo todo, Keegan se habia quedado detrás de ti. El sitio que habia elegido podría ser perfecto, pero verte ahí con esa gran sonrisa y tus ojos brillantes, tan emocionada como una niña, te hacia ver como la cosa mas hermosa que haya visto en toda su vida.

A cada paso que daba para acercarse hasta ti no podía dejar de pensar en lo afortunado que era, en cómo, a pesar de la vida que habia llevado, lo poco que interactuaba con otros y los errores que habia cometido, aun así, la vida o el destino, le habían premiado al permitirle conocerte y mantenerte a su lado.

Suavemente tomo tu mano derecha entre las suyas y la llevo hasta sus labios, besando el dorso de esta, despacio, disfrutando del contacto de sus labios con tu suave piel.

—Este lugar es precioso, me encanta — confesaste emocionada. Sin duda, Keegan siempre lograba superarse.

—No mas que tú, amor mío — se acerco más a ti, inclinando su rostro para ahora poder besar tu frente.

—¿Estoy en un sueño? — sonreíste al momento de sentir sus labios contra tu piel. Siempre que te tocaba trataba de ser tan amable y cariñoso.

—Mejor aún, esta será tu realidad, hoy y siempre — su mano se posiciono sobre tu espalda baja y te guio hasta la mesa que estaba puesta un poco mas adelante. Al llegar, se detuvo y se separo de ti, fue hacia una de las sillas y la retiro un poco hacia atrás para luego indicarte que te sentaras. Al hacerlo, el mismo te ayudo a volver a acomodar tu asiento mas cerca de la mesa.

—Gracias...— lo observaste como después fue hacia su propio asiento, delante de ti — ¿A que se debe todo esto? ¿Vamos a celebrar algo? — le preguntaste con gran curiosidad.

—Tenemos muchas cosas por las cuales festejar, de eso no hay duda — su mano camino lentamente por sobre la mesa para llegar posarse sobre la tuya, entrelazando sus dedos. Tocarte era una adicción para él, algo tan necesario como respirar. No quiera perder una sola oportunidad de acariciarte o hacerte sentir amada — Pero esta noche...esta noche será especial —

—Siempre eres un enigma — le miraste con una mezcla de diversión y ternura.

—Es una de las cosas que te gustan de mí, ¿No? — rio con aires de arrogancia.

—Me gusta todo ti, Keg — con tu mano libre lograste tocar su rostro, acariciando su mejilla con ayuda de tu pulgar.

—Puedo decir lo mismo, cariño —

Keegan tomo una botella de vino rosa que se encontraba sobre la mesa, internamente agradeciéndole a ese niño Walker por haberlo conseguido. En general, estaba en una gran deuda con los hermanos, no solamente habían aceptado a la primera en ayudarle con todo esto, sino que se habían esmerado para que luciera tal cual lo habia imaginado en su mente.

Con cuidado le quito el corcho a la botella, dejándolo a un lado, para luego servir un poco del liquido en tu copa, llenándolo un poco por debajo de la mitad, para luego hacer lo mismo en su propia copa.

—Quiero empezar con un brindis, por nosotros — elevo ligeramente su copa hacia ti, esperando a que tu hicieras lo mismo y chocaras delicadamente tu copa con la suya.

—Por nosotros — imitaste tu movimiento, un sonido fino y vibrante fue producido cuando el cristal de ambos objetos entro en contacto.

—Por la vida que tenemos por delante...— mantenía su copa elevada, justo sobre el centro de la mesa, con su mirada fija en ti, a la vez que la luz de las velas iluminaba su propio rostro. Sin ser consciente, eso le estaba un aire aún más romántico a sus palabras.

¿Obligación o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora