~°Capitulo 6 °~

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El amor se queda corto para definir lo que siento... lo llamaría más bien una obsesión devoradora que consume todo a su paso.

DANIEL.


A lo lejos vi el auto de Víctor m, mea acerque y los vi dentro apunto de irse y, antes de que se fueran, toqué la ventanilla del conductor. Ambos me miraron asustados por mi llegada repentina.

Tardaron unos segundos en reaccionar y bajar la ventanilla.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Víctor, evitando mi mirada.

—¿Puedes llevarme?

—¿Acaso no tienes auto o un chofer que pase por ti?

—No —me encogí de hombros—. ¿Puedes llevarme? —volví a preguntar.

—Dile a tus amigos. Hannah ya está demasiado cansada.

Mi mirada pasó de él a Hannah, quien estaba sentada a su lado, con las piernas levemente cruzadas y los brazos sobre su regazo. Se veía jodidamente sexy. La comisura de mi boca se curvó en una sonrisa.

—Hola, Hannah, perdón por no saludar, no te vi —la saludé con un gesto de mano—. ¿Disfrutaste la fiesta?

—Hola. Sí, estuvo bien —respondió ella, note que arrastraba las palabras. Esta borracha

Me gustaba cuando se ponía nerviosa y tímida. Era algo que me llamaba la atención de las personas. A esas era más fácil manipularlas y jugar con ellas a mi antojo pero ella no es mía, no puedo acercarme a ella. Alguien más puso sus ojos en Hannah lo que me prohíbe acercarme de manera romántica. Me molesta pensar eso, era más fácil acercarme a ella he investigar todo lo que yo quisiera sobre Víctor.

—Qué mal que ya quieras irte.

—Si ella quiere irse, no es problema tuyo —encendió el coche.

—Hannah, podrías decirle a tu hermanito que no sea tan enojón.

Un silencio se formó entre nosotros. Me incliné un poco hasta que mis labios rozaron el oído de Víctor, quien tembló al sentir mi toque, y le susurré:

—¿Quieres que te diga quién anda detrás de Hannah? O mejor aún, ¿Quieres que lo aleje de ella?

—Haz lo que quieras, no te llevaré.

—¿Seguro?

Note como su mandíbula se tenso, mordió su labio inferior con molestia.

—Sube rápido.

Abrí la puerta del coche y subí rápidamente. Víctor arrancó el coche con un gesto de resignación.

La verdad es que sí tengo auto, también un chofer que pase por mí he incluso amigos que podrían llevarme, pero esta es mi oportunidad para hacerlo y sí que la aprovecharía. Como ellos no estaban prestando atención a lo que yo hacía, saqué un pequeño micrófono de mi chaqueta y lo coloqué en la parte trasera del asiento de Víctor, en el lugar perfecto para que todo se escuchara con claridad y no fuera visible a la luz del día.

Entre Mentiras y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora