~° Capitulo 27 °~

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Hannah y su corazón frágil.
Ya está completamente enamorada del guapo Ryan.

HANNAH.

(3 días antes del tiroteo en la Preparatoria Willis y del secuestro de Hannah, Daniel y Víctor)

Sentada en el sofá de la sala, viendo la televisión y comiendo palomitas, es uno de mis planes favoritos para un sábado en la tarde (claro, cuando no tengo a dónde salir ni con quién). Metí un puñado de palomitas en mi boca mientras destapaba una Coca Cola, el timbre sonó y la empleada se apresuró a abrir, escuché el intercomunicador y voces inaudibles. Escuché los pasos de la empleada acercarse a mí, me giré cuando se detuvo detrás de mí.

—Señorita Hannah, un chico la busca allá afuera.

—¿Eh? —dije confundida— ¿Quién?

No tengo ni la mínima idea de quién pueda ser, tengo unos cuantos amigos hombres pero estoy segura que todos ellos han de estar en una fiesta o con sus novias.

—Su nombre es Ryan, es un chico muy apuesto, señorita Hannah. ¿Lo conoce o gusta que le diga que no está?

Abri los ojos como platos al escuchar el nombre...Ryan. Ryan está en la puerta de mi casa esperándome.

—No, no, no... dile que estoy bañándome. Dile que me espere aquí abajo —dije nerviosa y asustada.

Me encontraba en las peores maneras, con pijama, un moño despeinado y sin maquillaje, me veo mucho peor que como me vio la primera vez que nos vimos en aquella cafetería.

Me levanté del sofá y limpié mi basurero que había dejado por estar viendo series.

—Déjalo pasar hasta que escuches el agua de la regadera de mi baño caer —dije subiendo rápidamente las escaleras en dirección a mi habitación.

—Sí, señorita Hannah.

Entre a mi habitación, tomé una toalla y entré al baño para rápidamente comenzar a bañarme. ¿Por qué Ryan vino sin avisar? Un mensaje no estaría nada mal.

Salí de bañarme con la toalla enrollada en mi cuerpo, se escuchaba la voz de Ryan platicando con la empleada abajo. Abrí mi armario y saqué un lindo vestido rosa floral, me lo puse. Me sequé el pelo rápido y hice un maquillaje lo más sencillo pero bonito para no tardar tanto y dejar esperando a Ryan tanto tiempo. Por último, me coloqué los zapatos y un collar.

Me miré al espejo y sonreí, lista para recibir a Ryan. "¿Qué te trae por aquí, Ryan?" me dije a mí misma con una sonrisa, nerviosa y tímida por si repentina llegada.

Abrí la puerta de mi habitación y, nerviosa, bajé las escaleras, para encontrarme con Ryan sentado en el sofá. Apenas iba a hablar cuando Ryan me miró, su mirada intensa y penetrante, me miró evaluando mi aspecto, tal vez, o así me sentí yo. Una sonrisa de lado se formó en su rostro, se levantó y caminó hacia mí sin decir nada.

Su silencio me hacía sentirme sofocada, su mirada y altura me hacían sentir diminuta. Cuando estuvo a centímetros de mí, por fin habló.

—Te ves bellísima... eres realmente hermosa —dijo con ese tono coqueto de él.

—Gracias... —dije casi en un susurro.

Entre Mentiras y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora