~° Capitulo 11 °~ Segunda parte

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Capitulo Once, segunda parte.

No necesitas ser buen actor cuando la oscuridad ya es tu mejor disfraz, ocultando tus verdaderas intenciones bajo capas de engaño y manipulación.


Al llegar a casa, entré rápidamente y me dirigí directamente a la oficina de mi padre, la cual, gracias a mi suerte, estaba vacía. Me senté en la silla de su escritorio y encendí la laptop, decidido a encontrar alguna información sobre la familia Plont. Si mi padre estaba trabajando con el señor Plont, debía haber algo en su computadora. Mi intuición me decía que había algo detrás de los negocios de la familia Plont, no se qué, pero lo hay y, con lo que vi en la casa de Isabela estoy más que seguro que no me equivocó.

Comencé a buscar por todas partes, revisando archivos, documentos, cualquier cosa que pudiera darme una pista, pero no encontraba nada. Estaba a punto de rendirme cuando recordé un lugar que no había revisado: una carpeta etiquetada como "Familia Klers".

La carpeta de mi familia.

Hice clic en la carpeta y se abrió una ventana pidiendo una contraseña. Intenté con varias combinaciones hasta que, después de mucho pensar, me vino una idea a la cabeza: "Viud". Recordé haber visto esa palabra en el celular de mi padre y haberla escuchado del oadr de Daniel, el señor Plont.

Con manos temblorosas, ingresé la contraseña y, para mi sorpresa, funcionó. La carpeta se llenó de fotos familiares. Al principio, no me pareció extraño. Era una forma ingeniosa de esconder información a la vista de todos. Pero mientras revisaba las imágenes, mi confusión y disgusto crecieron. Eran fotos de personas de todas las edades, tamaños y colores, de diferentes países.

Una mueca de confusion se formó en mi rostro. ¿Acaso mi padre era un pedófilo o algo peor? Cerré el archivo y me dirigí a otro llamado "fleshy humans". El nombre ya me producía náuseas y un miedo profundo. Sentí un nudo en el estómago mientras lo abría. Al ingresar la misma contraseña, se abrió una ventana negra que volvía a pedirla. Tras ingresar la contraseña nuevamente, la ventana se llenó con las mismas imágenes, pero esta vez con datos adicionales sobre las personas.

Cada foto tenía detalles perturbadores: peso, color de piel, nacionalidad, edad, y contextura. Había otros datos aún más extraños que no lograba entender. Pero lo que realmente me congeló fue ver una palabra en la esquina de una de las fotos: "Vendido".

¿Vendido? ¿Qué significaba eso? Las preguntas inundaron mi mente. ¿Acaso estas personas habían sido vendidas? ¿Cómo? ¿Por qué? Mientras bajaba por la lista, vi otra foto con la misma descripción y algo aún más perturbador: "Comida o sacrificio".

El horror me invadió. Sentí un mareo, como si el suelo se deslizara bajo mis pies. Mi respiración se volvió errática. ¿En qué estaba involucrado mi padre? ¿Qué clase de negocio era este? Sentí que mi mundo se derrumbaba mientras una ola de náuseas me golpeaba.

Durante años, mi padre intentó desesperadamente alejarme de mi verdadera naturaleza. Me arrastró a consultorios de doctores, psicólogos, hospitales y centros para enfermos mentales. Pero las noches, eran testigo de sus peleas con mi madre. Sus palabras, lacerantes y crueles, aún resuenan en mi mente: "Está loco, necesita ayuda especial". "Es un asesino, cuántas veces no se ha manchado las manos de sangre?". "Necesita aprender que lo que hace está mal". Pero, ironía del destino, ahora él se dedica a algo peor... Me llama loco, pero él está haciendo lo mismo que yo.

Me levanté de la silla, tambaleándome, tratando de asimilar lo que acababa de descubrir. Cada fibra de mi ser me decía que debía salir de esa oficina, pero también sabía que tenía que entender lo que estaba pasando. Mi mente estaba atrapada entre el impulso de huir y la necesidad de saber más.

Entre Mentiras y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora