Capítulo 3 / No es lo que parece

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Elisa, desconcertada por la repentina aparición de la bebé, Alessia, se transformó de vuelta a su forma humana y la llevó a la casa donde estaba la manada

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Elisa, desconcertada por la repentina aparición de la bebé, Alessia, se transformó de vuelta a su forma humana y la llevó a la casa donde estaba la manada. Allí, ante la sorpresa de los demás lobos, explicó cómo la mujer misteriosa la dejó con la bebé y desapareció sin dejar rastro.

—¿Qué piensas hacer con ella? —preguntó uno de los lobos.

Elisa cargó a la bebé en sus brazos y respondió con preocupación—: No estoy segura, el último mensaje que recibí de la mujer fue que Alessia no cumpliría un mes antes de que su sangre esté completa. No entiendo qué significa eso—

El líder de la manada, el señor Muller, un lobo negro imponente, se acercó a Elisa y dijo con seriedad— Debemos cuidar de ella, Elisa. No sabemos qué secreto oculta su sangre, pero mientras esté bajo nuestro cuidado, la protegeremos—

Los lobos asintieron en acuerdo, conscientes de que habían sido encomendados con la responsabilidad de cuidar a la misteriosa niña cuya llegada estaba envuelta en misterio y peligro.

Después de unos días, la esposa del líder de la manada, el señor Muller, dio a luz a un varón. En ese momento, el señor Muller decidió cuidar de Alessia junto con su hijo Edilian.

A medida que pasaban los años, Edilian comenzaba a crecer, pero Alessia seguía siendo un bebé.

—¿De verdad no crece? —preguntó un lobo más joven de la manada— ¿Y si es una vampira?—

—No digas tonterías —respondió otro lobo, dándole un golpe al novato— Según su madre, no crecerá hasta que se complete su sangre... Aunque aún no entiendo qué tiene que ver su sangre—

—Debemos tener paciencia —intervino el señor Muller— Pero ya comienzo a preocuparme. ¿Deberíamos llevarla al médico?—

—Esperemos un poco más antes de tomar una decisión así —sugirió Elisa, mostrando prudencia

Edilian, con su curiosidad infantil, se acercó a Alessia con ternura. Observó a la pequeña bebé con fascinación, preguntándose por qué ella no crecía como él lo hacía. Decidido a entretenerla, Edilian buscó una radio cercana y la encendió con cuidado, deseando compartir algo de música con su nueva amiga.

—¿Quieres escuchar música, Alessia? —preguntó Edilian con su suave voz de niño, mientras ajustaba las perillas de la radio— Espero que cuando seas grande, podamos ser amigos—

El Señor Muller, al ver a su hijo interactuando con Alessia, sintió un profundo amor y preocupación por ambos. Sabía que la situación de Alessia era un misterio que necesitaban resolver pronto, pero también se sintió reconfortado al ver el cariño y la compasión de Edilian hacia la pequeña.

—Edilian, cariño, ¿qué estás haciendo? —preguntó el Señor Muller, acercándose a su hijo y a la cuna donde Alessia descansaba.

—¡Papá! Estaba intentando poner música para Alessia. ¿Sabías que ella aún no ha crecido? —respondió Edilian con inocencia, señalando a la bebé con un gesto de la mano.

El legado de las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora