¿Valle Azul? ¿Qué es lo que olvidé? ¿Acaso tengo un pasado del que no soy consciente? ¿Qué significa todo esto? ¿Qué es lo que realmente estoy buscando? ¡¿Qué?! Sí, estoy asustada, y cómo no estarlo. Siento que hay sombras de recuerdos perdidos que...
Al día siguiente, el amanecer en Valle Azul estuvo teñido de un aire sombrío. La noticia del hombre y la niña encontrados muertos en el bosque se extendió rápidamente por la comunidad. En la escuela, el comedor estaba lleno de murmullos y susurros sobre el macabro hallazgo. Alessia, que intentaba concentrarse en su desayuno, no pudo evitar escuchar la conversación.
—Mi papá me contó todo —dijo Beatriz, con un tono que mezclaba curiosidad morbosa y entusiasmo—Dice que los cuerpos estaban destrozados, como si hubieran sido atacados por animales salvajes del bosque. Era una escena horrible—
Alessia levantó la vista, sus ojos reflejando sorpresa y preocupación.
—¿Animales salvajes? —preguntó, intentando procesar la información—Eso es terrible. No puedo imaginar lo que debió pasar esa niña...—
Beatriz, con su habitual actitud desinhibida y su sentido del humor ácido, no perdió la oportunidad de hacer una broma a costa de Alessia.
—Oye, Alessia, tal vez deberías ir al bosque a comprobarlo por ti misma —dijo, esbozando una sonrisa burlona— Quién sabe, quizás los animales salvajes también te encuentren irresistible. Después de todo, eres la más cotizada de Valle Azul—
Leandro, siempre el alma de la fiesta y disfrutando de cualquier oportunidad para reír, soltó una carcajada, apoyando su codo en la mesa mientras miraba a Beatriz con admiración por su ingenio.
—¡Buen chiste, Bea! —dijo, riendo— Seguro que los animales se pelearían por ella—
Kevin, por su parte, se mantenía serio, observando con una mezcla de desaprobación y cautela.
—No deberíamos bromear sobre algo así —intervino Kevin, su voz firme— Estamos hablando de la muerte de una niña y su padre. Es una tragedia, no una excusa para hacer chistes—
Andrés, que había estado escuchando en silencio y sintiendo cómo la sangre le hervía ante la insensibilidad de Beatriz.
—Eso fue de muy mal gusto, Beatriz —dijo Andrés, mirándola con desaprobación—Alessia no tiene nada que ver con esto, y es insensible de tu parte hacer bromas sobre un tema tan serio. ¿Acaso te gustaría que hiciéramos una broma así? Sis qué eso se llama una broma, por que a mi parecer no—
Beatriz, siempre confiada y sin miedo a las confrontaciones, alzó una ceja y cruzó los brazos.
—Relájate, Andrés. Solo era una broma. No es como si alguien de verdad creyera que Alessia tiene algo que ver con los ataques de animales—
Alessia, sintiéndose incómoda por ser el centro de la conversación y la broma, miró a su alrededor, tratando de encontrar una manera de cambiar el tema o alejarse.
—Beatriz, uno de estos días te juro que no me podre contener—lo pensó antes de hablar —No importa, Beatriz —dijo Alessia, tratando de calmar las aguas—Estoy segura de que no lo dijiste en serio. Pero, por favor, tengamos más respeto por las víctimas—
Andrés, aún molesto, le dirigió una mirada a Alessia, llena de apoyo y comprensión.
La pantalla del televisor en el comedor de la escuela captó la atención de los estudiantes. La periodista, se dirigía a los televidentes con un tono que mezclaba la gravedad con una fría indiferencia.
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