¿Valle Azul? ¿Qué es lo que olvidé? ¿Acaso tengo un pasado del que no soy consciente? ¿Qué significa todo esto? ¿Qué es lo que realmente estoy buscando? ¡¿Qué?! Sí, estoy asustada, y cómo no estarlo. Siento que hay sombras de recuerdos perdidos que...
Alessia y su grupo de amigos caminaba por los pasillos, sus pasos resonando en el suelo de mármol. Andrés, con su curiosidad incesante, se detuvo de repente frente a un retrato.
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—¡Mira esto, Alessia! —exclamó Andrés, tomando la mano de Alessia y jalándola hacia un pasillo decorado con retratos antiguos.
El retrato que captó la atención de Andrés mostraba a una mujer de mirada penetrante y una sonrisa enigmática. Su figura parecía estar suspendida en el tiempo.
—Es Aliss, la bruja de Valle Azul, en 1900 —dijo Andrés, susurrando como si compartiera un secreto ancestral.
Alessia se acercó, fascinada por la pintura y por la historia que Andrés estaba a punto de contarle.
—Aliss fue la primera bruja que llegó a Valle Azul —comenzó Andrés, con un tono que mezclaba la emoción y el respeto— Se enamoró de un caballero, pero su amor estaba maldito. La familia del caballero no aceptaba a Aliss porque era una bruja. Así que, una noche, decidieron escapar juntos al bosque. Desde entonces, nunca más se les vio—
Alessia, con los ojos llenos de asombro, absorbía cada palabra, sintiendo una conexión inexplicable con la leyenda.
—Dicen que hay un árbol en lo más profundo del bosque —continuó Andrés, mirando a Alessia con intensidad— Si le pides algo con el corazón, incluso encontrar a tu verdadero amor, el árbol cumplirá tu deseo—
Beatriz, que había estado escuchando a una distancia prudente, se acercó con una sonrisa burlona.
—¡Qué historia tan ridícula! —dijo Beatriz, su voz impregnada de sarcasmo— Alessia, tú no necesitas un árbol mágico para encontrar el amor, ¿verdad? Ya tienes a todos los chicos más cotizados de Valle Azul detrás de ti. ¡Qué suerte la tuya!—
Leandro, siempre dispuesto a hacer una broma, se rió y añadió:
—Sí, Alessia, ¿por qué no le pides al árbol un novio más? Aunque no sé si podrías manejar a más admiradores—
Kevin y Andrés, por otro lado, no pudieron ocultar su disgusto ante la actitud de Beatriz. Kevin, especialmente, frunció el ceño, su molestia claramente reflejada en su rostro.
—Eso es un chiste de mal gusto, Beatriz —dijo Kevin, con tono severo— No tienes que ser tan cruel. No todos conocen las leyendas como nosotros—
Andrés apretó los labios, tratando de contener su frustración. Era evidente que la burla de Beatriz lo irritaba profundamente.
—Alessia solo quiere aprender más sobre Valle Azul —dijo Andrés, con un tono más conciliador pero aún firme— No todo tiene que ser una broma, Beatriz. Algunas historias tienen un significado más profundo, y deberíamos respetarlas—
Beatriz, aunque claramente todavía escéptica, se cruzó de brazos y lanzó un suspiro de resignación.
—Oh, por favor, Andrés. Es solo una vieja leyenda. No sé por qué te lo tomas tan en serio—
