Parte 15

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Min-ho me había preguntado si algo me había picado, porque me encontraba de buen humor desde buena mañana. No tenía nada, solo que por fin iba a terminar un encargo sin sentirme culpable por primera vez. Cociné el almuerzo y me quedó bien. Recibí halagos por parte de Min-ho y Jisung. Ya había empezado a hacer un poco más de calor y los árboles empezaron a tener un poco más de hojas verdes. Mi árbol favorito había florecido: el cerezo. Sus abundantes pétalos rosados estaban por toda la aldea, volando por los aires o incrustados en las piedras de la plaza. Me gustaba mucho salir a caminar en este tiempo de primavera.

Toda la tarde pasé charlando con mis amigos. Me había empezado a acostumbrar a verlos tan cerca, ya que últimamente pasaba más tiempo en casa. Solo salía para dos cosas: ir a la plaza para pintar el murmullo de las personas o para mis encargos. Al empezar a caer el día y que se mostraran los rayos anaranjados y amarillos del atardecer, me cambié de ropa. "Adiós".

"¿A dónde vas a estas horas?" Me preguntó Min-ho volteándose para verme.

"No me di cuenta del tiempo, también ocupo irme Honnie, adiós." Se levantó de su regazo y le dio un pequeño beso en el cachete; llegó a donde mí, dejando a Min-ho solo en el sillón. "Hyunjin, te acompaño. Vamos." Agarró su abrigo y salió de la casa para esperarme en las escaleras.

"Un encargo, no sé a que hora llegaré." Salí y empecé a caminar con Jisung a lado.

"Adiós Hyun, me voy por aquí." La forma que habían encontrado para que no los cacharan, fue que Han entrara por la puerta trasera del castillo.

"Adiós." Sacudí mi mano, di media vuelta y seguí en mi camino. Pasé por el centro y llegué a la salida que estaba por la verdulería. Era la misma ruta que solía usar para regresar a mi casa, ya que se fundía con el bosque. Me causaba un poco de remordimiento pensar en mi familia, pero era la mejor ruta para entrar al bosque y también al bosque encantado. Después de un par de minutos de caminar solo, logré divisar una figura blanca al fondo sentada en el suelo. Era Félix.

¿Cómo lo saludo? Hola... no es demasiado básico. Felix... simple también. No tenía la confianza suficiente para llamarlo por un apodo porque, tipo, apenas lo conocía hace una semana. Improvisaré.

Caminé hasta su lado y me senté en silencio. Debía estar muy sumido en sus pensamientos por el hecho de que no se percató de que había llegado. "¿En qué piensas?" Noté sus ojos celestes clavados en mí al voltearse a verme.

"¿Hace cuánto estás aquí?"

"Recién llegué. Lindo... el lugar, el bosque en general ¿Verdad?"

"Sí, es hermoso. He vivido toda mi vida aquí."

"¿Nunca has salido?" Era imposible, no sabía realmente cómo era este lugar y cuánto podía llegar a abarcar. Y sí, era tan mágico que daban ganas de quedarse ahí para siempre y que el tiempo tampoco transcurriera. Por más noche que fuera no estaba oscuro; era iluminado por la luna, las luciérnagas, flora fluorescente entre otras cosas. Pero no salir de ahí en toda su vida era algo un poco rudo. Yo también me había criado en confinamiento por lo que entendía ese sentimiento de querer salir.

"No, bueno... hubo una vez, y no volví a salir. Estuve aterrado de miedo, con mi adrenalina y nervios a más no poder. Ten, aquí están las plumas que me pediste." Estaban colocadas como si de un ramo se tratara, amarradas por el cálamo (su base) con una tira de flores silvestres entrelazadas.

"Gracias, Felix." Las eché en un saco que traía y me fijé en las flores que tenía el césped a mi lado. Arranqué una margarita y la olí. Me levanté limpiando mi trasero por si tenía algún rastro de tierra en él.

"¿Ya te vas?" Lo volví a ver y vi que tenía un mechón de cabello en la cara. Con mucho cuidado se lo coloqué detrás de la oreja y le añadí la margarita que anteriormente arranqué. "Sé que no debería decirte esto, pero estoy aburrido y Chan está de cacería con su manada. ¿Quieres ver qué más hay aquí? Te mostraré este hermoso bosque, que para las personas normales es solo un misterio y para algunas solo una leyenda. Donde al amanecer toda su magia se puede desvanecer como el tiempo cuando eres feliz. ¿Quieres venir conmigo a conocer este mágico lugar?" Extendió su mano hacia mí, con mucha elegancia, hasta parecía una reverencia. ¿Cómo podía negarme? En respuesta estreché mi mano con la suya. "Confía en mí, te va a gustar". Jaló nuestro agarre y empezó a correr.

Swan Lake {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora