capítulo 30

20 1 0
                                    

Pude sentir su cuerpo contra el mío, su lenta respiración y el movimiento de su pecho. Sus manos descansaban suavemente en mi cabeza y espalda. Mi cabeza se encontraba enterrada en su cuello, por lo que olía toda su esencia con facilidad. Lo único que podía escuchar eran mis latidos, los suyos y nuestras respiraciones desorganizadas. Su cintura era tan fina que con una mano podía cubrirla por su espalda. Me sentía realmente feliz por poder ser el primero en despertar y poder verlo en este estado y abrazarlo todo el tiempo que pudiera -bueno, hasta que este momento se desvaneciera- y poder tenerlo tan cerca de mí que hasta sus latidos lentos y suaves podía escuchar. Era tan hermoso que tenía miedo de soltarlo y ver que todo era una ilusión. Hice más fuerte mi abrazo en sus costillas y cintura, me acomodé y lo atraje un poco más a mí eliminando el espacio que había entre nosotros. Quería ser codicioso una vez, y esta era esa vez. Mi dulce Lixxie, si tan solo supieras cuánto te quiero; que quiero pasar cada nueva experiencia contigo, cada cambio de estación, ver las estrellas sentados en el césped mientras sostengo tu mano y veo tu sonrisa porque es más hermosa que todas las estrellas juntas, escucharte hablar por miles de minutos y que me cuentes cada idea, fracción de sentimiento o pensamiento que se genere en tu mente seré feliz de escucharlo; porque todo de ti es increíblemente bello y necesita ser visto con atención.

Mis mejillas lo más probable es que estuvieran coloradas de un color rosadito y tenía una sonrisa de lado a lado. Cerré mis ojos para concentrarme de lleno en este momento tan bonito que estaba viviendo. Mis latidos iban tan rápido que hasta cierto punto me asusté un poco, pero con cada respiración suya me fui relajando hasta el punto de tener sueño otra vez. Ya no me bastaba con sentir lo que era el amor, quería vivirlo. Caí en cuenta de que nuestras piernas se encontraban entrelazadas y me reí suavemente. Me preguntaba qué pensaría Lixxie si se despertara en ese momento, si estaría incómodo y me apartaría o iba a corresponder mi abrazo conscientemente.

Pasaron unas horas desde que me había despertado. No podía dormir por alguna razón -me imagino que por dormir con alguien al lado-. La habitación seguía oscura, pero no tanto como en la noche, por lo que deduje que debían ser como las cinco de la mañana. Vi a Felix, a mi lado, profundamente dormido. Era tan bonito. Sus pestañas, cejas y cabellos rubios; sus cientos de pequitas que se esparcían por sus mejillas y nariz, nariz tan delicada que causaba ternura de solo verla, y sus labios; dulces labios en forma de corazón de un color tal cual melocotón. Deslicé por inercia mi pulgar por sus labios. Me preguntaba si eran tan suaves como aparentaban ser y si su sabor sería tan dulce como el del melocotón. Tenía muchas dudas y ni una sola respuesta; la única forma de saber era probando. Realmente quería besarlo en ese momento. Puse mi palma en su mejilla y acorté lentamente el aire que nos separaba. Estaba tan cerca que sentía su respiración golpear contra mis mejillas. Milímetros era lo que me separaba de él, y temo que fui demasiado lento. Pasé de tenerlo tan cerca a tener un tumulto de plumas entre mis brazos.

El tiempo (la hora) había sido mi peor enemigo, por el hechizo que contenía Felix, en el momento del alba se volvía a convertir en cisne. Y en eso estábamos, en el alba. Me senté y lo alejé un poco de mí, estaba consumido por la vergüenza. Me dejé de caer en mi cama nuevamente y puse mis manos en mi cara. Estaba rojo de vergüenza por el pensamiento que había brotado de mi mente tan solo segundos atrás. Estaba perdiendo lentamente la cabeza por ti. Seguía durmiendo, pero ocupaba despertarlo porque mientas más tarde más complicado sería sacarlo sin que la gente se diera cuenta.

Un cisne es un poco complicado de ocultar. Aclare mi garganta y dije su nombre. "Despierta... Felix." No vi signos de que despertara, por lo que acaricie su cabeza con el dorso de mi mano.

"No quiero Hyunjin. Solo unos minutos más."

"Felix... te dejaría, pero mientras más transcurra el tiempo, más complicado será llevarte al bosque. Sé que puedes volar, pero que vean saliendo de mi casa un cisne sería algo de que hablar ¿no lo crees?"

Dejo salir un pequeño suspiro y estiro su largo cuello para volverme a ver. Los cisnes sinceramente eran unos animales llenos de majestuosidad y elegancia. "¿Sabes lo que nos diferencia de otros cisnes?"

"No. No he podido a ver otros además de ti."

"La mancha de mi nariz no es negra, es café claro."

"Igual que tus pecas."

"Sí..." Ladee mi cabeza, era idea mía o su tono de voz sonaba hartado.

"Bueno. Vamos al pórtico, te ayudo."

"Gracias" Lo alcé y con mi codo abrí la perilla de mi cuarto, di unos pasos más y con mi codo nuevamente abrí la puerta principal. Ahí estaba yo, de pie, inmóvil esperando a que Felix se deparara a irse. Lo puse en el piso y me hinque a su altura.

"Adiós Lixxie" Dije sonriendo.

"Adiós... ¿Jinnie? ¿Te parece si también te digo así?"

"Felix, de la manera que quieras llamarme va a estar bien siempre. Puedes venir cuando desees, lo más probable este siempre yo aquí."

"Esta bien." Aunque estábamos los dos, ninguno nada dijo. Nos reservamos a vernos el uno al otro, por alguna razón sentía que esta despedida era importante. No había nada más que nos entrelazara más que una simple amistad. Deje un casto beso en su cabeza, para despedirme de una forma más ¿Intima? No lo sé. Bajo su cabeza y se quedo estático por unos segundos hasta que se dio la vuelta y dijo: "Hasta luego, Jinnie. Ansió vernos pronto."

"Yo... igual. Cuídate Felix." Y se elevó en el aire tan rápido que perdí su rastro. Me quede apreciando el no tan frio viento de la mañana, faltaban pocos días para que Abril se fuera y llegara Mayo. Pronto iniciaría a trabajar en el palacio real. Mi pesadilla de dos años había llegado a su fin y todo volvería a la normalidad. Sería Feliz...

O eso creía.


Swan Lake {Hyunlix}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora