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Dazai parpadeó varias veces, tratando de enfocar la vista, se frotó la frente, sintiendo el ligero dolor de cabeza que persistía desde que recobró la conciencia. La confusión se cernía sobre él como una niebla espesa, envolviendo sus pensamientos en un velo de incertidumbre. Traro de levantarse pero un peso sobre el se lo impedía.  Fue ahí que se dio cuanta que alguien estaba encima.

– ¿Chuuya? — susurró, más para sí mismo que para el hombre que yacía junto a él en la cama.

Chuuya, se removió al sentir el movimiento de Dazai y abrió los ojos con una expresión adormilada. Al percatarse de la mirada de desconcierto de Dazai, su semblante se transformó en una mezcla de alivio y preocupación.

– ¡Por fin despiertas! — exclamó Chuuya, sentándose abruptamente —. ¿Te encuentras bien?

Dazai frunció el ceño, intentando ordenar sus pensamientos.  Lo último que recuerda es intentar llamar a Fyodor para que le trajera medicina y su posterior desvanecimiento comenzaron a aflorar en su mente, aunque vagamente. La sensación de tener a Chuuya tan cerca lo desconcertaba aún más, y una pizca de nerviosismo se filtró en su voz cuando habló.

– ¿Qué estás haciendo aquí, Chuuya? —inquirió, su tono más serio de lo habitual.

Un suspiro escapó de los labios de Chuuya, sintiendo un leve nerviosismo aflorar en su interior. Sin embargo, se armó de paciencia y respondió con calma:

– Me llamaste, Dazai. Dijiste que necesitabas que te trajera medicina.

Dazai frunció el ceño, confundido, mientras Chuuya sacaba su teléfono y mostraba la llamada entrante como evidencia. Una sombra de consternación cruzó el rostro de Dazai mientras se tocaba la frente con gesto cansado.

– Me equivoqué de número — murmuró, más para sí mismo que para Chuuya —. Estaba tratando de llamar a Fyodor.

La revelación golpeó a Chuuya como un golpe inesperado, sintiendo un pinchazo de decepción en su pecho. Trató de forzar una sonrisa, aunque sus ojos delataban la tristeza que sentía en su interior.

– Ya veo... — susurró, intentando mantener la compostura —. Solo quería verificar que estuvieras bien.

Chuuya desvió la mirada, sintiéndose incómodo bajo la intensa mirada de Dazai. Al  parecer olvido lo que le dijo, tal vez no era conciente lo que decia. Se levantó de la cama, arreglo su ropa y se retiro haciendo una reverencia formal antes de dar media vuelta para salir rápidamente de la habitación. Si se quedaba un minuto más, estaba seguro que se derrumbaria en ese momento.

Dazai observó en silencio mientras Chuuya se alejaba, cuando estuvo solo nuevamente, dejó escapar un suspiro cargado de frustración y se dejó caer de nuevo en la cama. Cubrió su rostro con la almohada, dejando escapar un grito ahogado de desahogo.

– ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? —murmuró entre dientes.

Se acomodó en la cama, tratando de encontrar una posición cómoda para volver a intentar dormir. 

 

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I REGRET (SOUKOKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora