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Las semanas pasaban y en cada encuentro del pelirrojo y el ruso era cada vez mas pesado.

El puerto estaba envuelto en una atmósfera de calma nocturna, interrumpida solo por el suave susurro del viento y el murmullo distante del mar. Chuuya se encontraba verificando que todo este en orden, con la vista fija en los papeles que sostenía entre sus manos, verificaba meticulosamente cada detalle para asegurarse de que todo estuviera en orden. Sin embargo, la sensación de ser observado lo perturbaba, como si una presencia invisible estuviera acechando en las sombras.

Cuando el reloj marcaba pasada la medianoche y el frío comenzaba a intensificarse, Chuuya escuchó una risa detrás de él. Giró rápidamente, pero no vio a nadie en la oscuridad. ¿Era su imaginación jugándole una mala pasada? Sacudiendo la cabeza para despejar sus pensamientos, volvió a concentrarse en su tarea.

Pero la risa resonó nuevamente, esta vez más fuerte y clara. Chuuya se tensó, su instinto advirtiéndole que algo no estaba bien. Una luz repentina interrumpió la oscuridad, revelando la figura de Nikolai, el peliblanco que había conocido a su  llegada a Yokohama.

Con una expresión de desagrado, Chuuya se enfrentó a Nikolai. — ¿Qué quieres? — preguntó con frialdad, sus ojos estrechándose con desconfianza.

Nikolai respondió con una risa burlona, como si estuviera disfrutando de un chiste privado. — Solo estaba aburrido — dijo con indiferencia, su voz resonando en la quietud de la noche.

Chuuya frunció el ceño, su paciencia agotándose rápidamente. — No tengo tiempo para tus juegos — murmuró con impaciencia, volviendo su atención a sus tareas.

Pero Nikolai no parecía dispuesto a dejarlo solo.  — Espera un momento — dijo con un destello travieso en sus ojos. Chuuya lo miró con exasperación, preguntándose qué truco tenía bajo la manga esta vez.

–  ¿Qué quieres ahora? — inquirió Chuuya, su voz cargada de irritación.

Nikolai sonrió misteriosamente. — Tengo una propuesta muy interesante para ti  — anunció, su tono lleno de intriga.

Chuuya arqueó una ceja, intrigado a pesar de sí mismo. — ¿Qué tipo de propuesta? — preguntó, su curiosidad saliedo a flote.

Nikolai se acercó un poco más, su sonrisa ampliándose.  — Puedo ayudarte a tener a Dazai a tu lado — reveló en un tono conspirador.

Las palabras de Nikolai golpearon a Chuuya como un rayo, sorprendiéndolo ¿Por qué le proponía eso de la nada? — ¿Qué estás insinuando? — preguntó, sus ojos centelleando con incredulidad.

Nikolai rió, deleitándose en la reacción de Chuuya. — ¡Esa es la reacción que esperaba! —exclamó con entusiasmo.

Chuuya apretó los dientes, frustrado por la actitud enigmática de Nikolai. — Cállate  — gruñó entre dientes, su paciencia llegando a su límite.

Nikolai se rió de nuevo, disfrutando del juego. — Oh, no te preocupes, te contaré todos los detalles — prometió, su voz llena de malicia

Nikolai, con una sonrisa traviesa, sacó su sombrero y de él extrajo dos pequeños muñecos. Con un gesto dramático, los presentó ante Chuuya.  — Este es Dazai — dijo, señalando a uno de los muñecos — Y este es Fyodor — continuó, señalando al otro.

Chuuya frunció el ceño, confundido por el giro inesperado de los acontecimientos. — ¿Qué estás tramando, Nikolai? — preguntó con cautela, sin estar seguro de qué esperar.

Nikolai sonrió ampliamente, como si estuviera a punto de revelar un secreto emocionante. — La presencia de Fyodor está impidiendo que tú y Dazai estén juntos — declaró con convicción. — Así que aquí está mi brillante plan:  Yo distraeré a Fyodor para que tú puedas acercarte a Dazai sin ninguna interferencia.

I REGRET (SOUKOKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora