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Desde aquel día, Mori continuó organizando encuentros entre Dazai y Fyodor, con la intención de que se conocieran mejor. Y despues de meses llego el día de la boda entre Daza Y Fyodor. Dazai se encontraba en una pequeña habitación Su mente divagaba entre recuerdos dolorosos y deseos no correspondidos. Suspiró profundamente, luchando contra la angustia que amenazaba con consumirlo. No quería casarse, no de esta manera. Aun amaba a Chuuya, pero el destino parecía haberle jugado una cruel partida.

El reloj marcaba los minutos con implacable precisión mientras Dazai se perdía en sus pensamientos. El sonido de la puerta al abrirse lo sacó bruscamente de su ensimismamiento. Levantó la vista y vio a Akutagawa, quien ingresó con una reverencia respetuosa.

– Ya es hora, Dazai-san — anunció Akutagawa en tono serio. 

Dazai asintió, una mezcla de resignación y desasosiego reflejada en sus ojos. Se levantó con pesadez, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Antes de partir, Akutagawa lo detuvo con una mirada intensa.

– Esto es por el bien de la mafia —  agregó Akutagawa con firmeza, como si quisiera reafirmar la validez de la situación.

Dazai asintió una vez más, aunque su corazón se retorcía con la contradicción entre el deber y sus propios deseos. Con paso lento, abandonó la habitación, dejando atrás sus pensamientos tumultuosos y enfrentándose a un futuro incierto.

Al llegar al salón, Dazai se encontró con una escena de celebración cuidadosamente orquestada. La elegante decoración y las miradas expectantes de los presentes lo abrumaron. Algunos se acercaron para felicitarlo, pero él apenas los recibio, perdido en su propio mundo de conflictos internos. Con paso firme, se dirigió a su puesto, tratando de mantener la compostura frente a las miradas curiosas.

En ese momento, Mori se acercó con una expresión de orgullo en el rostro. — Estoy orgulloso de ti, Dazai-kun — dijo con sinceridad. — Espero que todo salga bien.

Dazai asintió, a las palabras de Mori, aunque su mente seguía atormentada por dudas y temores. Kouyou también se le acercó, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora que le brindó un poco de consuelo en medio de la ansiedad que lo consumía.

Después de una espera interminable, Fyodor hizo su aparición, envuelto en un traje blanco elegante que contrastaba con el entorno. A su lado, Nikolai y Sigma lo acompañaban, escoltándolo hasta el altar con reverencia y solemnidad.

Cuando Fyodor finalmente estuvo frente a él, no pudo evitar notar su impecable apariencia. 

– Estás muy apuesto — comentó con un atisbo de sinceridad en su voz.

Dazai le devolvió la mirada. — Gracias — respondió con cortesía. — Tú también luces bien.

Sin embargo, la frialdad en la respuesta de Dazai no pasó desapercibida. A pesar de los esfuerzos por mantener las apariencias, la distancia emocional entre ellos era evidente. Dazai se sentía atrapado en una farsa, obligado a participar en un juego de roles que lo alejaba cada vez más de su verdadero ser.

Mientras la ceremonia continuaba su curso, Dazai se esforzaba por mantenerse firme, tratando de ignorar las voces discordantes en su mente. A medida que intercambiaban votos y anillos, una sensación de resignación lo invadía, recordándole una vez más las cadenas invisibles que lo ataban a un destino que no había elegido.

Mientras el padre anunciaba el momento culminante: "Puede besar al novio". En ese instante, Fyodor colocó sus manos en el cuello de Dazai y se inclinó hacia su oreja, murmurando algo que dejó a Dazai visiblemente sorprendido. Antes de que pudiera procesar lo que había escuchado, Fyodor lo tomó por sorpresa al inclinarse hacia el y sellar el momento con un beso.

I REGRET (SOUKOKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora