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Dazai se encontraba en una encrucijada emocional. Después de aquel incidente en el departamento de Chuuya, sus sentimientos hacia él habían experimentado un cambio radical. Lo que antes era una relación de compañeros de trabajo se había transformado en algo mucho más profundo y complicado. Cada vez que veía a Chuuya, su corazón latía con fuerza en su pecho, y no podía apartar la mirada de él.

Pasaron meses de lucha interna para Dazai, luchando contra sus propios sentimientos mientras trataba de entender qué significaban. Admitir que se estaba enamorando de Chuuya era un paso difícil de dar, especialmente considerando su situación como compañeros de la mafia y el hecho de que estaban comprometidos por decisión de Mori. Sin embargo, la fuerza de sus sentimientos era innegable, y llegó un punto en el que ya no podía ignorarlos.

Una noche, mientras contemplaba el cielo estrellado desde la azotea de un edificio, Dazai se encontraba inmerso en sus pensamientos. La brisa nocturna acariciaba su rostro, mientras el silencio de la noche le brindaba la oportunidad de reflexionar sobre su situación. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Cómo iba a manejar sus sentimientos por Chuuya?

Se sintió abrumado por la incertidumbre y la confusión, pero también sintió una determinación creciente en su interior. Sabía que no podía seguir ignorando lo que sentía, ni tampoco podía permitir que su relación con Chuuya se viera afectada por su propio conflicto interno. Decidió que era hora de tomar medidas.

Después de mucho pensarlo, Dazai llegó a una decisión. Se levantó de su lugar en la azotea y se adentró en la noche, con la intencion enfrentar sus sentimientos de frente y buscar una forma de conquistar el corazón de Chuuya.

El plan no sería fácil. Sabía que Chuuya aún estaba resentido por el incidente anterior y que había una barrera entre ellos que debía superar. Sin embargo, estaba decidido a intentarlo, dispuesto a luchar por lo que realmente quería.

Comenzó a idear estrategias, pensando en formas de acercarse a Chuuya y demostrarle lo mucho que significaba para él. Planeaba momentos especiales, gestos de cariño y atención que esperaba que pudieran ablandar el corazón de Chuuya y hacerle ver que sus sentimientos eran sinceros.

Con cada día que pasaba, Dazai se sentía más seguro de su decisión. Sabía que el camino hacia el corazón de Chuuya sería difícil y lleno de obstáculos, pero estaba dispuesto a enfrentarlo con valentía .

Comenzó a actuar con pequeños gestos de cariño y atención, buscando cada oportunidad para acercarse a él.

Una tarde soleada, Dazai se acercó a Chuuya mientras trabajaban en el papeleo de la mafia.

– Chuuya, ¿Te gustaría salir a tomar al bar después del trabajo? — invitó Dazai, con una sonrisa amable en el rostro.

Chuuya lo miró con frialdad, sin mostrar ninguna emoción en su rostro. — No, gracias — respondió secamente, volviendo su atención a su tarea.

Aunque la respuesta de Chuuya lo desanimó, Dazai no se dejó vencer. Siguió intentando, día tras día, encontrar formas de acercarse a Chuuya y hacerle ver sus verdaderos sentimientos.

En otra ocasión, durante una reunión de la mafia, Dazai se sentó junto a Chuuya y le dedicó un cumplido, admirando su elegante sombrero aunque no le gustara realmente ese accesorio — Ese sombrero te queda increíble, Chuuya. Realmente resalta tu estilo único — elogió Dazai, tratando de ganarse su aprecio.

Chuuya apenas levantó la mirada, pareciendo desinteresado en el cumplido. — Gracias, supongo — murmuró, volviendo rápidamente su atención a la reunión.

A pesar de los continuos rechazos y la indiferencia de Chuuya, Dazai se negó a rendirse. Decidió que no dejaría que los desprecios de su compañero lo afectaran. Sabía que Chuuya no lo quería cerca pero estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario.

Dazai continuó mostrando su apoyo y amabilidad hacia Chuuya, incluso cuando sus esfuerzos parecían no dar frutos. A pesar de los rechazos constantes, mantuvo la esperanza de que algún día Chuuya pudiera ver más allá de sus diferencias y abrir su corazón

– No puedo rendirme — se dijo a sí mismo Dazai, determinado a seguir adelante a pesar de los desafíos que enfrentaba. — Voy a seguir intentándolo.

En una noche tranquila, Dazai se encontraba paseando por las calles de Yokohama, con la mente llena de pensamientos y emociones turbulentas. Decidió hacer una parada en el bar local para tomar algo y despejar su mente. Al entrar, sus ojos se posaron en Chuuya, quien estaba sentado en una esquina del bar, con una expresión sombría en el rostro mientras tomaba su bebida.

Decidido a romper el hielo que había entre ellos, Dazai se acercó a Chuuya y tomó asiento junto a él. — Hola, Chuuya. ¿Te importa si me uno a ti? —  preguntó con una sonrisa, aunque algo nervioso por la reacción que recibiría.

Chuuya apenas levantó la mirada, sin darle mucha importancia a su presencia. — Haz lo que quieras —  respondió bruscamente, tomando otro trago de su bebida.

A pesar del desinterés de Chuuya, Dazai decidió persistir. —  ¿Te importa si charlamos un poco? — comentó, tratando de romper el hielo.

Chuuya frunció el ceño, claramente molesto por la insistencia de Dazai. — Cállate y déjame en paz. — gruñó, volviendo su atención a su bebida con evidente desagrado.

Dazai se quedó en silencio, respetando el deseo de Chuuya. Sin embargo, no se dio por vencido. Después de un momento, notó que Chuuya lo miraba de reojo, como si estuviera evaluando su presencia. Entonces, decidió intentarlo de nuevo.

– Lo siento si te molesto, Chuuya. Solo quería tomar algo y despejar mi mente — dijo con sinceridad, esperando que sus palabras resonaran en su compañero.

Chuuya lo miró por un momento más antes de suspirar resignado. — ¿Por qué siempre tienes que ser tan persistente? — murmuro, aunque su tono era más suave que antes.

Dazai sonrió ante el cambio de actitud de Chuuya. — Supongo que es una de mis cualidades más encantadoras — bromeó, intentando aligerar el ambiente.

Para su sorpresa, Chuuya soltó una risa, aunque fue breve y apenas un susurro. Sin embargo, fue suficiente para que Dazai sintiera una oleada de satisfacción. Era la primera vez que veía a Chuuya sonreír, por algo que dijo.

– ¿Qué fue eso? — preguntó Dazai, asombrado por el cambio repentino en el estado de ánimo de Chuuya.

Chuuya se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. — Nada importante. Solo me hizo gracia lo que dijiste — admitió, desviando la mirada.

Dazai se sintió feliz de haber logrado arrancarle una sonrisa a Chuuya, incluso si era solo por un breve momento. Decidió aprovechar la oportunidad para continuar la conversación de manera ligera y sin conflictos, disfrutando de la compañía de su amor platónico en un ambiente más relajado y amistosa.

" A veces, vale la pena luchar por alguien, incluso si la conquista parece una hazaña imposible."

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I REGRET (SOUKOKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora