Había perdido la noción del tiempo. Y también las ganas de vivir.
Ni siquiera el fuerte repiquetear de la lluvia contra el techo de lata lograba sacarla de sus pensamientos y de su martirio inagotable, y aunque Ronny ya no la tenía atada de manos, jamás se había sentido más presa y desesperanzada. Un fuerte trueno iluminó por algunos segundos la pequeña y sucia habitación permitiéndole ver en un parpadear de ojos lo sucio del ambiente que la rodeaba. Un trueno más resonó, como si la naturaleza misma estuviese uniéndose a su dolor desgarrador y entonces Dalia abrazó sus piernas con vehemencia, como si eso pudiese prodigarle la seguridad por la cual su alma había muerto de sed.
Las imágenes del día anterior llegaron a su mente como una película en alta definición, y entonces las lágrimas que había logrado contener durante todo el día, brotaron por sus desnutridas mejillas como raudales y esta vez, no se lo impidió, teniendo la esperanza de que con los truenos, relámpagos y la ira del clima, Ronny no pudiera escucharla.
Gimió, temblando, y después sollozó fuertemente. Llevó una mano a su vientre. Ese vientre que hacía algunas horas había llevado en él lo que Dalia había considerado su única razón para existir, y entonces lloró aún más amargamente al saber que no volvería. Su pequeño bebé jamás volvería, como tampoco sus ganas de vivir. ¿Por qué Ronny había insistido en despojarla incluso de eso? A Dalia no le había importado en lo más mínimo la forma en la que él bebé había sido concebido. No le importaba que Ronny la hubiera tomado como su mujer en contra de su voluntad, no después de tener la esperanza de convertirse en madre. Pero lo había matado. Ronny había asesinado a su bebé aunque ella se había resistido, aunque había intentado ocultarlo durante meses.
Empezó a hiperventilar, pero la respiración pareció contársele cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe, dejando ver a Ronny. El asesino, el depredador, el traidor, mirarla con un rostro tan sereno después de todo lo que había ocurrido que, al ver tanto cinismo, a Dalia se le erizó la piel, cortando su llanto de golpe, dejándola paralizada.
Como en cámara lenta, lo vió ponerse en cuclillas frente a ella, y Dalia tuvo que reprimir las náuseas que la inundaron cuando Ronny le apartó un rizo del rostro y le limpió una lágrima, como si la amara.—Ya te lo he dicho ayer, cariño. Lo siento. Pero no me has dejado opción —murmuró, con voz apacible, siniestra.
Después, prosiguió a acercarle una bandeja de comida que ella ni siquiera había visto, la comida más decente que quizá había visto en meses.
—Anda, come, porque ya sabes que no puedo llevarte al hospital. Te prometo que todo va a ser diferente. Voy a recompensarte. No te preocupes por los rastros de sangre de ayer. Voy a limpiarlo todo. Voy a limpiar la habitación, e incluso instalaré un sistema de luz, y podrás andar por el jardín —prosiguió, y ella ni siquiera pudo mirarlo a los ojos. Solo quería hacerlo desaparecer de su presencia.
—Está bien... —musitó, apenas pudiendo respirar, con el asco recorriéndole la sangre al tener el rostro esculpido de aquel médico frente al suyo.
Mucho tiempo había pasado desde que había dejado de pelear con él. Unas cuantas palizas le hicieron comprender rápidamente quién estaba al control.
—Dalia... —lo escuchó hablar una vez más, con un tono de voz que ella conocía a la perfección.
Él estaba perdiendo la paciencia. Un nudo se formó en su estómago. Sabía que no podría soportar un acto de violencia más. No solo su mente estaba colapsada. Su alma, su cuerpo. Todo dolía.
—T-te estoy escuchand-do —tartamudeó, haciendo un esfuerzo sobrehumano por mirarlo a los ojos.
—No estarás pensando en abandonarme, ¿verdad? —insistió, comenzando a apretarle el rostro fuertemente. Ella negó con brutal neutralidad, logrando calmar a aquella bestia—. Te amo, y lo sabes. Esto es lo mejor. Solo... tenemos que seguirnos conociendo, y cuando me entiendas, ya no harás más cosas que me molesten —Dalia se limitó a asentir, temblando como un cervatillo extraviado e indefenso.
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El martirio de Dalia
RomansaCRÉDITOS POR NUESTRA HERMOSA PORTADA A @SucreStars En una batalla entre dejar su pasado atrás y enfrentar lo que le deparará el destino, una mujer de veintinueve años lucha contra la oscuridad y la luz que buscan ganar un lugar definitivo en su cor...