Hubo una temporada en la que Rusia se dejó crecer su cabello platinado hasta la cintura, para las reuniones se lo amarraba en una coleta baja por debajo de su ushanka.
A México le gustaba jugar con su cabello cuando estaban recostados, hacerle piojito y, sobretodo, peinar sus mechones.
«--Entonces por eso es raro, digo fue un lindo detalle de USA y Canadá hacerme una fiesta por el 5 de mayo, pero por más que les explico que los mexicanos no festejamos eso siguen tomándolo como si fuera fiesta. -Dijo el latino cansado, él estaba sentado en un sillón, entre sus piernas se hallaba el ruso con la cabeza relajada. Era de noche y en la tele se reproducía una película estadounidense donde festejaban el 5 de mayo, algo que se le hizo raro al hispano hablante.
México le hacía una trenza de gajos en su larga cabellera, sus dedos se movían con agilidad entre sus mechones plata.
Rusia lo dejo hacer, no era de los que se molestara por las ocurrencias de su pareja.
«-¡Listo! -El eslavo lo volteo a ver ante la exclamación, el mayor se emocionó al verlo -. ¡Que novio tan guapo tengo!
Se lanzó a los brazos del más alto, este mismo lo recibió en el suelo sin ningún problema.