Al cumplir 2 años de relación comenzaron a dormir en la misma cama.
Duermen en una cama grande por comodidad de ambos.
Rusia tiene la maña de abrazar la cintura de México y juntarse a él; el latino por otro lado, acostumbra —a veces—, acurrucarse en el pecho del albino.
Suelen pelearse por las mantas al ambos tener la costumbre de dormir cobijados.
«——¡No te robes toda la cobija! —Exclamó el mexicano tirando de la manta azul cielo que los protegía del frío de la noche.
«—Estas exagerando —Reclamó de la misma manera el ruso, jalando del lado contrario la afelpada tela —Para empezar no hace tanto frío, en segunda, ¡tú fuiste quien se quedo con toda la cobija!, ¡yo me tuve que tapar con una toalla!
México se dejó caer después de soltar un diminuto gruñido.
«—Consigue la tuya. —De imprevisto, se enrollo completamente entre las sábanas sin darle oportunidad al euroastiático de replicar.
Rusia frunció el ceño.
«—Bien, hazte a un lado. —Como pudo se coló hasta quedar también envuelto, quedando sobre México.
El hispanohablante rió al ver como el eslavo tenía sus hebras plateadas despeinadas por los movimientos, algunos mechones eran ocultado por la cobija en su nuca.
«—Привет. —Saludo sonriendo coqueto.
«—Hola. —Devolvió el saludo enternecido.