Rusia mantiene la costumbre de tomar té en las tardes, el tomar té al rededor del día es un hábito ilustre de su país, y, aunque no se encontrará en su territorio le gustaba seguir haciéndolo.
Suele comprar bolsitas de té de distintos sabores, me gusta tener variedad en su alacena.
Tomó la costumbre de tener hierbas secas para té cuando México lo llevaba a los mercados a comprar víveres.
El mexicano de alguna manera también adoptó el hábito , compartiendo en una mesita, qué colocaron en la terraza de la casa del latino, una taza de té.
«——¿Lavanda o Jazmín? —Cuestionó el ruso tomando una de las cajitas de té naturales, se las mostró entusiasmado a su novio.
México, por otra parte, traía una cesta, buscaba jitomates maduros para la comida; los que le agradaba los metía en la bolsa que uno de los trabajadores le había dado. —El que quieras, mi amor.
«—Escoge tú taquito. —Agarró otra caja qué tenía una etiqueta, la cual, indicaba qué contenía hierba buena.
«—Yo siempre escojo, guapo, decide tú. —Le tendió la bolsa con la verdura al vendedor.
«—Tenemos té de naranjo y limón, güerito. —Comentó alegre un trabajador en tono cantarín.
«—¡¿Escuchaste Mex?! ¡Los limones dan té! —Dijo emocionado, sus esmeraldas poseían un brillo deslumbrante. Nunca había probado el té de limón y probarlo le intereso bastante.
«—Jajaja, si sabe rico. —Rió por el mohín ilusionado de su novio.
El eslavo le dió las cuatro cajitas que le llamaron la atención.
Mientras el vendedor hacía la cuenta, otra cajita con pequeñas florecitas lo embelaso.
«—¡Quiero esta también! —Exclamó tomando la caja con manzanilla.
El latino rió encantado por la poca hiperactividad que mostraba su pareja, pocas veces tenía el privilegio de verla.