Rusia es más enfermizo que México, se suele enfermar más seguido aún si es por cosas mínimas.
Antes Alemania hacía la labor de cuidarlo cuando eso pasaba; lo dejo d hacer tan seguido cuando Rusia y México se hicieron pareja.
El mexicano era más protector con el ruso en ese aspecto, trataba de evitar que se enfermara seguido.
Ya cuando el eslavo se enferma se encarga personalmente de cuidarlo, desde llevarle sus medicinas a la hora indicada hasta darle de comer en la boca caldos calientes.
«——En serio, esto es vergonzoso. —Dijo Rusia cansado, su voz estaba más ronca de lo habitual, sus mejillas naturalmente pálidas superaban el tono de siempre, además, tenía fiebre desde hace un muy buen rato.
«——¿Qué es vergonzoso? —Cuestionó devuelta el de habla hispana agarrando una cucharada de caldo de pollo caliente.
«—Que me estés dando de comer en la boca como un niño pequeño. —Llevo su mano al paño con agua fría qué se hallaba en su nuca. El mexicano le golpeó la palma al notar aquella acción.
«—Eres mi niño pequeño. —Respondió acercando la cuchara a los labios del menor.
«—Tú eres el que parece niño. —México suspiro antes de meter a la fuerza la cuchara en la boca contraria.
«—Soy mayor que tú, mocoso. —Dejó el plato en la mesa de desayunador que estaba frente al eslavo, fue hasta el tocador que tenían en el cuarto para tomar una pequeña botella de medicina y un termómetro.
Tomó el dosificador del embalse para servir la sustancia del bote, lo acercó al ruso, este mismo negó con una mueca.
«—Sabe asqueroso. —Debatio.
«—Obviamente pendejete, pero es tu culpa por no cambiarte ese suéter mojado.
«—Culpa a la estúpida mesera que tiro ese vaso de agua con hielos sobre mi. —Aporovecho que el ruso abrió la boca para quejarse para introducir la medicina en su boca.
«—Claro que la culpo, pero te hecho más la culpa a ti por sonreirle y hacer que se resbalara.
«—¡Soy amable!
«—Y yo no tengo la suficiente paciencia para discutir con alguien tan infantil cuando esta enfermo. —Levanto uno de los brazos del albino para colocar el termómetro debajo de su axila, el eslavo se quejo por tal acción.
«—Vas a ser un pésimo padre. —Dijo molesto cuando México le acercó una pastilla con un vaso con agua. La tomó sin mucho ánimo, la pastilla le raspo la garganta por su amargo sabor.
«—Por eso, mi amor, no vamos a tener hijos. —Espero a que el menor tragara la pastilla para ponerse de pie de la cama.
«—Eres un pésimo enfermero. —Mencionó recostandose por completo en la gran cama cuando su novio abandonó la habitación.
Para su suerte el latino se asomó por el marco de la puerta.
«—Mejor debes de mejorar tus defensas, así déjamos de chingarnos con este tema —Contesto con una sonrisa —, ¿Quieres algo?
«—... Té de lavanda, sin miel.
«—La miel es buena para la tos, te lo endulzare con miel. —Agregó desapareciendo por fin.
«—НЕ МЕКСИКА!