En el primer mes que paso México en tierras rusas Rusia se encargo de llevarlo al Museo Hermitage de San Petersburgo.
Pasearon por el museo con su moderada distancia para no ser obvios con su relación; el eslavo de vez en cuando le explicaba las obras que se exhibían.
«——¡Me encanta el diseño del reloj de pavo real! —México miro asombrado a su acompañante caminaban por las escaleras del museo a una sección más arriba, aunque al ir casi a la salida, y el permiso que Rusia tenía como country de la nación, no había mucha gente —¡¿Cómo hiciste para que UK te lo diera tan fácilmente?!
Rusia cruzó sus brazos detrás de su espalda, mostró una sonrisa reservada.
«—Supongo que el amor entre Catalina y su cortesano lo conmovieron —Miro por el rabillo del ojo al latino —. O tal vez fue mi insistencia por quedarme con el reloj, puedo ser muy desesperante si me lo propongo.
Ambos rieron y caminaron por la sala donde se mostraban esculturas de la cultura griega.
Se posaron frente a una en especifico, ahí se mostraba al dios Eros y Pisque.
«—Creo haber visto una igual en el Louvre. —Intuyo el hispano hablante mirando con más atención la estatua.
«—Hay dos, una en el Louvre y otra aquí. —Explicó con orgullo.
México caminó al rededor de la sala, observando las esculturas; deteniendose en algunas para mirarlas mejor. Rusia lo miraba emelasado con sus movimientos graciles, podía pensar que era una ilusión creada por el paradigma del lugar de no ser por el sonido de sus zapatos en el piso de madera que lo delataban.
«—Debo admitir que los griegos tienen buen sentido del arte. —Señaló con la mirada discretamente a la estatua de Afrodita, sacando así de su ensoñación al menor.
Rusia camino hasta el mismo sitio, vaciló un poco si era correcto lo que iba a hacer.
«—Hay algo que no te mostre. —Dijo tomando la mano del mayor para jalarlo y salir del salón.
«—Uuy~, ¿algún pasadizo secreto del que debería saber? —Se dejó llevar en plena confianza.
«—Xaxaxa, ¿qué es esto, la santa inquisición?