Capítulo 1

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Nota: Muchas gracias por leer! Sepan que la historia no es oscura y es un Dramione de principio a fin. Tendrá sus vueltas y sub-tramas para hacerla más interesante. Es importante que sepan que los personajes han crecido, todos son 10 años mayores ahora por lo que han madurado, cambiado y curado viejas heridas. Aunque no todo es perfecto y traté de mantener la esencia de cada uno de ellos. 

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Esa parecía ser una mañana de martes común para Hermione.

Estaba sentada en su oficina del Departamento de Seguridad Mágica Internacional, como cada día de los últimos cinco años, revisando los primeros memorandos que había recibido al llegar. Su jefe, Horatio Clearweather, director del departamento, tenía una reunión esa mañana con el Ministro Shacklebolt y todos los pendientes quedaban en manos de ella, como segunda al mando.

Revisaba, mordisqueando distraídamente el extremo superior de su pluma, el expediente del caso más reciente en Brasil, cuando su secretaria la interrumpió con un ligero toque en su puerta.

-Adelante- murmuró Hermione sin dejar de leer.

-El jefe del departamento de Aurores está aquí para verla. – dijo su secretaria, Laura Jones, dejando pasar a un Harry Potter que se veía ligeramente estresado.

Hermione dejó a un lado todo lo que estaba revisando y prestó total atención a su amigo de toda la vida. Los años le habían sentado bien a Harry, llevaba su alborotado cabello negro en un corte elegante, aunque no rígido ni engomado, sus lentes redondos ahora lucían una armadura negra fina de buena calidad y estaba vestido con una túnica gris impecable hecha a medida, que denotaba su cargo. Hermione sonrió ligeramente al verlo, siempre era feliz cuando Harry la visitaba, aunque podía apreciar que, por lo temprano y por su expresión, no eran buenas noticias.

-Hola Herms-dijo Harry mientras ella se levantaba y se daban un abrazo.

-Hola Harry. ¿Está todo bien con Ginny y los niños? –preguntó, siendo esa siempre su primera preocupación cuando su amigo tenía esa cara.

-Sí, gracias a Merlín, todo está bien en la casa. Vienes a la cena del viernes, ¿verdad? – preguntó él, mientras tomaban asiento nuevamente.

-Claro, ahí estaré, como cada año. –respondió Hermione.

Ese viernes era dos de mayo, y se cumplían diez años de la Batalla de Hogwarts. El Ministerio haría una conmemoración en la mañana y en la tarde, como cada año, los estudiantes sobrevivientes, se reunirían para honrar a los que no estaban.

Al inicio, esas reuniones fueron por el duelo y el dolor, para llorar todos juntos. Sin embargo, con los años, habían servido para unirlos y estrechar lazos que parecían imposibles, incluidos los que, sin poder elegir, estuvieron en el bando contrario.

-Este año será en casa de Nott. Me dijo que bajaría los hechizos de defensa y abriría la red Flu para que todos podamos llegar. –comentó Harry con una sonrisa.

- ¿Y cómo convenciste a Nott para que la reunión fuera en su casa? –preguntó Hermione, curiosa.

Theodore Nott ya no vivía en la oscura mansión de su infancia. Luego de que los Aurores y los Inefables la hubieran requisado en su totalidad para eliminar cualquier objeto oscuro que quedara, la había donado para convertirla en parte de San Mungo y se había mudado a un piso de soltero enorme en uno de los mejores barrios del Londres muggle.

-Yo no hice nada, fue Draco – respondió Harry encogiéndose de hombros. – Me dijo que la reunión de este año corría por cuenta de Nott, y eso es todo lo que se. Molly y Arthur se quedarán con todos los niños. Por cierto, Herms...- Harry carraspeó, incómodo. Hermione supuso que iba a decir aquello por lo que realmente había ido a verla, así que lo dejó terminar sin interrumpirlo. – Ron estará ahí también... con Astoria. Sé que ha pasado un tiempo, pero hay algo más, y quiero que lo sepas por mí. Astoria está embarazada, y lo harán público pronto.

Hermione se quedó en silencio mientras procesaba esa nueva información. Ron y Astoria esperaban un hijo.

-Pues esa es una excelente noticia, Harry. – respondió tras unos segundos, evitando reflejar nada más que alegría en sus ojos. Porque ciertamente estaba feliz, por Ron y Astoria y porque la vida continúa a pesar de todo. –Creo que será un anuncio maravilloso para esta fecha.

Harry la miró a los ojos, suspicaz, la conocía bien y sabía que habían capas y capas de sentimientos debajo de esa alegría. Era entendible y él quería darle la oportunidad de que le dijera todo lo que pensaba.

-Herms... sé que esta noticia es impactante...

-Harry – esta vez ella lo interrumpió – es una noticia tan buena como cualquier otra que ataña a mis amigos. Estoy feliz por ellos. Hace más de dos años que Ron y yo nos divorciamos, es cierto que, en su momento, no fue en los mejores términos, pero hemos logrado mantener nuestra amistad a pesar de todo. Él y Astoria merecen ser felices y tener su propia familia.

-Algo similar me dijo Draco cuando le conté un poco antes, al llegar a la oficina.

-Tiene sentido, por supuesto. ¿Fue Ginny la que te encargó la tarea de ponernos sobre aviso a Malfoy y a mí? – inquirió Hermione ampliando la sonrisa. Esa Ginny era incorregible. Harry asintió, ligeramente apenado.

-Sabes cómo es, me dijo que el idiota de Ron iba a soltar esa bomba en plena reunión y que al menos ustedes, deberían tener la oportunidad de digerirlo antes.

-No puedo hablar por Malfoy, por supuesto, pero agradezco que me lo hayas dicho. No te preocupes, me haré la sorprendida cuando lo anuncien.

-No te voy a negar que me he quitado un peso de encima. No sé por qué Ginny me pone en esta situación. – comentó mientras se levantaba ajustándose los lentes sobre el puente de la nariz.

-Esa es fácil: porque eres mi mejor amigo, y de Ron, y también, aunque en una escala inferior, por supuesto, de Malfoy. – respondió Hermione sin dejar de sonreír- Dile a Ginny que la misión fue un éxito.

Se levantó para abrazar a Harry y regresar a sus expedientes mientras él se retiraba a su oficina.

-¿Nos vemos para almorzar? – preguntó Harry antes de abandonar la oficina.

-Claro, a las 12:30 en la cafetería de siempre.

Una vez que se quedó sola nuevamente, Hermione restregó sus sienes con suavidad, masajeándolas en movimientos circulares.

Ron iba a tener un hijo. El hijo que ella nunca pudo darle y lo que al final, condenó su matrimonio al fracaso. Definitivamente, el problema sí era de ella.

No sentía rencor por Ron y Astoria, al contrario, realmente, pasados los primeros meses tras su separación y posterior divorcio, se sintió feliz de que estuvieran juntos. Era ella quien había priorizado su trabajo por encima de lo demás y quien no podía embarazarse.

Suspiró despacio sintiéndose agotada. Llevaba dos años soltera, sin más compañía que su viejo gato, su trabajo y sus libros. Pensándolo bien, llevaba más de dos años sin tener sexo en condiciones, porque realmente, su vibrador muggle no contaba. Tenía 29 años y una vida sexual inexistente, no era justo, eso tendría que cambiar en el futuro cercano. Estaba decidido.

Y con ese mantra en la cabeza, regresó al expediente del caso de Brasil, abriendo los ojos con asombro a medida que leía.

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Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora