Capítulo 6

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Cuando Hermione despertó fue consciente de dos cosas: la primera era que estaba durmiendo con la cabeza donde normalmente ponía los pies y la segunda era que estaba enredada en el cuerpo de Draco, usándolo como almohada. Podía escuchar los latidos acompasados de su corazón debajo de su oído y notaba su suave respiración en la coronilla, mientras los fuertes y blancos brazos de él la rodeaban. Suspiró, intentando no moverse, para organizar las ideas antes de enfrentarse al nuevo día.

-Buenos días, Hermione –la voz masculina, ronca por el sueño, interrumpió sus cavilaciones.

Hermione restregó sus ojos, tratando de estar lo más presentable posible antes de mirarlo. Levantó la vista y frunció el ceño, ¿cómo era posible que el amaneciera totalmente resplandeciente? Ella se sentía como si la hubieran apaleado, y su aspecto seguro dejaba mucho que desear.

-Buenos días, Draco – respondió apartándose despacio y evitando mirarlo, mientras se envolvía en la sábana y se dirigía al baño.

Observó su reflejo en el espejo, notando un par de marcas oscuras en su clavícula y uno de sus senos, también tenía marcas de dedos en las caderas y los muslos. Se estremeció con el recuerdo mientras usaba el inodoro y se arreglaba el cabello lo mejor que podía, en un recogido rápido sin magia.

-Necesito usar el baño – Draco la sacó de sus cavilaciones tocando la puerta.

-Claro – dijo Hermione, envuelta en la sábana nuevamente, mientras abría la puerta. Él la detuvo con suavidad, levantándole el rostro con un dedo. Estaba totalmente desnudo.

-¿Puedo invitarte a tomar una ducha conmigo antes de desayunar? – preguntó Draco con una sonrisa.

Ella pasó saliva, entendiendo que él estaba haciendo todo lo posible por hacer más ligera esa extraña situación post sexo salvaje en la que se encontraban.

-Me parece buena idea – murmuró, dejándose arrastrar hacia la ducha.

Una hora después, estaban en la barra de la cocina, completamente vestidos, esperando a que el café estuviera listo. Hermione había optado por un vestido ligero y Draco había recuperado la ropa que había quedado en el pasillo desde la noche anterior.

-¿Tostadas con mantequilla están bien para ti?- pregunto Hermione, rompiendo un silencio que le estaba resultando sofocante. Draco respondió con un encogimiento de hombros, mientras la seguía con la vista, notando como iba enrojeciendo cada vez más: estaba nerviosa y tensa.

-Hermione, puedes tranquilizarte. No voy a andar diciendo por ahí nada de lo que hicimos anoche.

Ella lo miró, enrojeciendo aún más.

-No es eso, Draco. Sé que no dirás nada. Lo que pasa es que ahora, con la cabeza fría, no sé qué es correcto hacer o decir. Nunca había tenido sexo casual, así que no conozco los límites. Ahora mismo, y aunque me cueste admitirlo, estoy un poco perdida. – y levantó las manos en señal de rendición.

Draco comenzó a reír ante su gesto, haciendo que ella frunciera el ceño con molestia.

-No te enfades, que no me estoy burlando de ti. Para ayudarte un poco, entre nosotros realmente no hay límites. Queríamos tener sexo, y lo hicimos, ahora estamos compartiendo un desayuno que no tiene por qué ser incómodo. Podemos volver a tener sexo, siempre que ambos queramos o simplemente no hacerlo nunca más. A pesar de lo que pase en el futuro, igualmente seguiremos trabajando juntos de vez en cuando y compartiendo amigos en común. Lo que pasó y que debo señalar, ambos disfrutamos mucho, no cambia nuestra relación hasta ahora. ¿Te sientes conforme con eso?

-Pues... viéndolo así... tiene sentido – respondió Hermione, mientras comenzaba a servir el café.

-Por supuesto, soy brillante. – dijo Draco con un encogimiento de hombros sin sonreír, restándole importancia. Aunque cuando Hermione lo miró, notó, por un instante, lo que parecía un velo que empañaba sus ojos grises.

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora