Capítulo 4

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Nota: Atención! Escenas explícitas en este capítulo. Lean bajo su responsabilidad ;)


El almuerzo con sus padres fue un bálsamo para Hermione. Después de finalizar la guerra le costó más de un año encontrarlos y que los especialistas de San Mungo les devolvieran los recuerdos. Aún después del tratamiento no había regresado todo, por lo que existían lagunas en sus memorias que ella trataba de llenar en sus visitas. Eso y el amor del que se sentía rodeada cuando estaba con ellos, y que tanto le faltaba en su vida cotidiana.

La habían perdonado, a pesar de todo. Entendieron el deseo de que estuvieran vivos antes de con ella y por eso, el amor de sus padres era lo más preciado para Hermione. Les había dejado a Crookshanks, que la miró con desprecio justo antes de que ella se fuera. El gato no estaba feliz por quedarse con ellos. También les explico que iría de viaje por trabajo y que no estaba segura de cuando regresaría, pero esperaba que fueran solo un par de semanas.

Sus padres habían aprendido a no preguntar demasiado, a darle su espacio para que ella contara lo que deseara y lo que la hiciera sentir cómoda. No habían cuestionado su decisión de divorciarse de Ron, a pesar de que nunca les contó toda la historia. Habían decidido apoyarla siempre, y estar ahí para ella, nada más. Hermione agradecía cada día a Merlín y Morgana por tenerlos nuevamente acompañándola.

Cuando vio la hora, se sorprendió de lo tarde que era. Debía comenzar a arreglarse para la reunión de esa noche. Había decidido ponerse un vestido azul, ligero y con una caída delicada, que le ajustaba hasta la cintura y se ampliaba hasta sus rodillas. Lo acompañaría con unas sandalias blancas, de tacón grueso no muy alto, y una chaqueta blanca a juego. 

Nadie podría decir que su gusto en ropa no había mejorado. Ginny la había ayudado mucho con su closet, no podía negarlo, sin embargo, había encontrado su estilo, reflejándolo en su manera elegante y sutil de arreglarse a diario. 

Tampoco llevaba el cabello como si fuera un arbusto. Se observó con cuidado en el espejo de cuerpo entero cuando estuvo lista, satisfecha con su reflejo. Retocó su lápiz de labios rojo y fijó el maquillaje con un hechizo, así le duraría toda la noche. 

Había recibido una nota de Harry confirmando que Nott había abierto su red Flu, así que podría llegar desde su chimenea hasta el lugar de la reunión sin problemas. Confirmó la hora una vez más y se adentró entre las llamas verdes sin dudar.

No pudo dejar de asombrarse al llegar y ver lo enorme que era el apartamento de Nott, decorado de manera sobria en tonos oscuros. Una elfina doméstica la recibió con una enorme sonrisa. Iba vestida con un tutú rosado con brillos. Hermione le sonrió de vuelta.

-Bienvenida, señorita. Lila puede tomar su chaqueta – le dijo la elfina con una voz aguda, y con un chasquido de sus dedos, la chaqueta de Hermione desapareció.

-Muchas gracias, Lila. Ahora, ¿podrías decirme donde están los demás?

-Por supuesto, señorita. Están en la sala principal, la señorita solo debe atravesar el corredor de la izquierda.

Hermione miró hacia la dirección que Lila señalaba y asintió. Atravesó el corredor indicado y abrió la puerta del fondo. Una cacofonía de voces la recibió, ya casi todos habían llegado. 

Ginny y Harry la abrazaron con una sonrisa. Hermione rodeó el enorme vientre de su amiga para poder besar su mejilla. Los Potter esperaban a su segundo hijo para dentro de poco.

-¡Herms, que bueno que estas aquí!-exclamó Ginny tomándole la mano. Harry se alejó hacia Neville que le hacía gestos con una mano, dejando a ambas mujeres solas.

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora