Capítulo 17

744 72 7
                                    

Dos días después, Luna aún no se había reunido con ellos y estaban perdidos en un laberinto de pistas que no llevaban a ninguna parte. No habían podido ir a reunirse con la mujer lobo que pidió la ayuda de Draco, porque Carolina había insistido en mantenerse todo el tiempo con ellos. Señalaba diversas secciones de un mapa del Amazonas y preparaban un equipo pequeño que revisaba la ubicación sin obtener ningún resultado, hasta el momento.

La mañana del tercer día, Draco amaneció temprano. Usualmente, dormían en su habitación y Hermione que, al inicio, regresaba temprano a la suya, ahora llevaba la ropa la noche anterior y se vestían y arreglaban juntos.

Apenas ella comenzaba a desperezarse, escuchó el sonido de la ducha. Sonrió levemente, imaginándolo. Había descubierto muchas cosas de Draco Malfoy en los últimos días, como el hecho de que tenía una dulzura bien oculta debajo de una capa de sarcasmo y desprecio.

Se levantó despacio, estirando los brazos y mesándose el cabello, completamente alborotado.

-Veo que estas despierta, preciosa – dijo Draco, saliendo del baño con la toalla alrededor de sus caderas. Ella observó los abdominales marcados y la cicatriz del Sectusempra que cruzaba su pecho. Recordó cómo había besado cada milímetro de ella la noche anterior.

-Buenos días – respondió con una sonrisa.

-Necesito decirte algo. Luna aún no se reúne con nosotros, estamos perdidos sin más pistas para seguir y Carolina nos está bloqueando el paso. Aún no sabemos cómo está involucrada, pero quiero que vayas conmigo a ver a esa joven hoy mismo, ahora, de hecho.

-Draco... - murmuró Hermione acercándose a él y acariciándole la mejilla. – Esa joven quiere que nos llevemos a su hijo, no podemos hacer eso y no tenemos una alternativa para ofrecerle.

-Pensé en eso, Hermione. Vamos a traer al niño con nosotros. Cuando tengamos la localización, vamos a poner a salvo a la madre y gestionaremos un lugar seguro para ellos después. Le envié una lechuza a Harry hace varios días y espero recibir su respuesta pronto. Confío en que esté de acuerdo con el plan y gestione los permisos que necesitemos.

-Bien, habías pensado en todo. – comentó ella. – Pero no iremos tú y yo solos, nos llevaremos al equipo, estamos todos juntos en esto.

-Por supuesto, pero tú no lucharás. Tomarás al pequeño y vendrás para acá. Lo mantendrás oculto.

-No estoy de acuerdo con eso. – afirmó Hermione, frunciendo el ceño.

-No tienes que estarlo. Estoy aquí para protegerte, no permitiré que te lastimen frente a mí de nuevo. – respondió Draco, tomando su mano y besando delicadamente las palabras Sangre sucia grabadas sobre la suave piel del antebrazo.

Ella se estremeció bajo aquella mirada gris y asintió despacio.

Aún no había amanecido completamente cuando tocaron la puerta de Nott, que les abrió adormilado.

-Arriba, Theo – comenzó Draco. – Nos vamos en diez minutos, iremos a buscar a la mujer lobo y a los desaparecidos. El aludido lo miró por un instante como si le hubiera salido otra cabeza, y después se encogió de hombros.

-Buenos días para ustedes también. Si tienen la amabilidad de salir de mi habitación, con gusto me vestiré.

-Ponte ropa cómoda, vamos a recorrer la maldita jungla.

-Toda mi ropa es cómoda y me queda a la perfección.

Hermione sonrió ante el intercambio y se alejaron por el pasillo para despertar a los demás.

En menos tiempo del previsto, todos estaban listos y abandonaron el hotel, adentrándose en la arboleda cercana. Cuando se aparecieron en grupos de a dos en el área próxima a donde estaba la aldea de los hombres lobo, el sol comenzaba a salir en el horizonte. Hermione y Theo habían realizado una aparición conjunta con Draco y Blaise, respectivamente, dado que ninguno había ido antes.

Se dispersaron, agazapados en la maleza, lo suficientemente lejos para que no pudieran olerlos. No sabían si los hombres habían regresado.

Draco le hizo un gesto a Hermione y a los demás, para que no lo siguieran y se acercó despacio a la zona cercana a la aldea.

Apenas se había alejado unos veinte metros de sus hombres cuando una voz a su derecha susurró:

-Sabía que regresaría. Se llevará a Caelum, ¿verdad? – Draco la miró, era ella, y llevaba al pequeño dormido entre sus brazos. – He venido aquí todos estos días, esperándolo.

-¿Caelum? Como la ... - comenzó él.

-Como la constelación – concluyó ella, mirándolo fijamente a los ojos. – Por favor, prométame que se lo llevará y que estará a salvo de todo esto.

-Lo haré. – respondió Draco. – Pero usted debe llevarme a mí y a mis hombres al lugar donde están escondidos los otros.

Ella asintió con los ojos anegados de lágrimas.

-Vamos entonces. – apremió él, indicándole el camino hacia donde esperaban Hermione y el resto del equipo.

Cuando ella lo vio regresar, acompañado de aquella joven, el nudo que tenía en el centro del pecho se aflojó ligeramente. Draco le hizo un gesto a la mujer, que apretó durante un minuto el bulto que cargaba para luego acercarse a Hermione. 

Notó que era el pequeño niño del que Draco le había hablado y no pudo evitar sentir una ternura inmediata al observar esa cabecita cubierta de rizos castaños. Lo tomó en brazos con delicadeza, sin despertarlo, agradeciendo mentalmente por la práctica que tenía sosteniendo a su ahijado, James, el hijo mayor de Harry y Ginny. La joven madre lloraba mientras le entregaba un pequeño bolso de tela con lo que supuso, eran las prendas que tenía para el bebé.

Draco se acercó a Hermione, rodeándola con un brazo y acercando su boca al oído de ella.

-Es hora, preciosa. Nos vemos en un rato. No hagas nada Gryffindor mientras no estoy.

Ella lo miró a los ojos, sintiendo como el nudo en su pecho se apretaba, impidiéndole respirar. Asintió imperceptiblemente.

-Tu tampoco hagas nada Gryffindor. - murmuró

Él sonrió levemente, negando con la cabeza.

Hermione apretó más al pequeño, dirigiendo una última mirada a la joven que lloraba desconsolada, pero sin emitir sonido, antes de aparecerse en las cercanías del hotel. No podía llegar directamente a su habitación por las protecciones que tenía colocada la estructura.

Caminó, tratando de pasar desapercibida y entró con cuidado, evitando cruzarse con ninguna persona. Suspiró audiblemente una vez estuvo en su habitación.

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora