Capítulo 5

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Nota: Escenas explícitas. Lean bajo su responsabilidad ;)

Hermione regresó a la sala acompañando a Ginny. Caminó despacio, sintiendo la mirada de Draco sobre ella, él estaba conversando animadamente con Harry. Hermione se acercó a Ron y Astoria para felicitarlos, a pesar de que se había saltado el anuncio y posterior brindis, según las palabras de Ginny. 

Aparentemente, nadie se había dado cuenta de que ella y Malfoy se escabulleron, sin embargo, estaba deseando irse a su casa y hacerlo cumplir la promesa de que aquello que había pasado, era solo el principio. Le temblaban las piernas solo de recordar la intensidad de las sensaciones que la embargaron durante su encuentro.

Cerca de una hora después, Hermione dejó vagar la vista por la sala una vez más, conectando su mirada con la de Draco, quien le hizo un gesto ligero con los ojos, que ella respondió con una leve afirmación. 

Se despidió de Harry y Ginny con un abrazo y de todos los demás con besos y palabras amables, encaminándose hacia la chimenea por la que había llegado. Lila apareció con un leve ¨plop¨ para devolverle su chaqueta. 

Hermione la tomó en el momento en que Draco llegaba a la sala, tras ella, caminando despacio. La elfina chasqueó los dedos haciendo aparecer el abrigo negro de Malfoy, devolviéndoselo.

-Muchas gracias, Lila- le dijo Draco, provocándole una sonrisa de oreja a oreja a la pequeña criatura.

-Gracias Lila. Hasta pronto, Malfoy – dijo Hermione mirándolo a los ojos y tomando un puñado de polvos antes de exclamar con claridad la dirección de su casa.

Aún no se había terminado de sacudir el polvo producido por el viaje, cuando la chimenea se iluminó nuevamente y Draco salió con elegancia de entre las llamas verdes. La miró con una sonrisa sesgada antes de aferrarla por la cintura y pegarla totalmente a su cuerpo.

-Al fin solos, Hermione –murmuró sobre sus labios antes de besarla con fiereza.

Hermione se derritió una vez más ante su toque, dejándose hacer. Draco se apartó de ella, recorriendo su rostro con aquellos dedos largos y elegantes.

-Eres tan hermosa – gruñó antes de besarla, y Hermione no pudo hacer nada más que creerle. 

Se sintió bella bajo su toque y su mirada. Deslizó las manos por el torso de Draco, desabotonando la camisa gris clara que llevaba, mientras él le deslizaba el vestido por los hombros, dejando sus senos desnudos. Aprisionó ambos montículos con sus manos, provocando un gemido entrecortado de Hermione, que lo iba guiando hasta su habitación, mientras dejaban la camisa de él, los zapatos y el cinturón, señalando el camino hacia la cama.

 Ella no se resistió a pasar las uñas por los músculos marcados en el torso masculino, arañando cada uno de sus níveos abdominales. Definitivamente, ni la estatua de un dios griego le hacía justicia a ese cuerpo. 

Draco gimió terminando de apartar el vestido de ella, dejándolo caer por sus piernas y pasando a romper sus bragas, justo en el momento que llegaron a la cama. La hizo caer sobre ella, con suavidad, mientras terminaba de quitar su pantalón y el bóxer de seda negra.

Hermione pasó saliva al verlo completamente desnudo, sin poder creerse la belleza masculina en la que se había convertido ese hombre, a pesar de las cicatrices que lo adornaban. Todo en él lucía enorme y perfecto. Lamió sus labios, con anticipación.

-No hagas eso, Hermione, que no voy a poderme resistir demasiado.

-No te resistas, Draco, déjame probarte. – respondió ella, incorporándose y rodeando su erecto miembro con la mano, bombeando con suavidad, ajustando el ritmo, antes de envolverlo totalmente con sus labios y su lengua. Colocó lo que pudo hasta su garganta, cubriendo lo restante con su mano, y combinando ambos movimientos a la vez, mientras Draco cerraba los ojos, suspirando y enterrando los dedos en su cabello revuelto.

-Por Merlín, eres tan buena... - murmuró sin poder contenerse – Si sigues así me vas a hacer correr.

Y la detuvo con delicadeza, obligándola a mirarlo.

-Ahora es mi turno – le dijo con una sonrisa y ella se deslizó entre las sábanas, abriendo las piernas para él, que se pasó la lengua por los labios, como si estuviera saboreándola – Me vas a enloquecer.

Sin darle más tiempo a pensar de manera coherente, se acostó a su lado en la cama y comenzó a besar su cuello con suavidad, dejando una huella húmeda deliciosa mientras bajaba hasta sus pechos, adorándolos con la boca, mientras llevaba una de sus manos más al sur del cuerpo de ella, tocándola con suavidad.

-Estás empapada – murmuró mirándola a los ojos.

-Por ti... eso es lo que me provocas – respondió Hermione, mordiéndose el labio inferior mientras sentía cómo él enterraba dos dedos en su interior.

Draco sonrió satisfecho, bajando con su boca hasta alcanzar el lugar donde estaban hundidos sus dedos. Acompañó el movimiento de su mano con las caricias de la lengua sobre el clítoris de Hermione, que se revolvía enterrando los dedos en el rubio cabello entre sus piernas. Con la otra mano, la sostuvo por la pelvis contra la cama, mientras aceleraba las embestidas de su lengua hasta que sintió como ella se aflojaba y sus paredes se apretaban alrededor de sus dedos, mientras gritaba su nombre.

Hermione se estremecía mientras el orgasmo la sacudía completamente. Draco Malfoy estaba haciéndole el mejor sexo oral de su vida. Gimió mientras lo sentía ascender, necesitaba más de él, de su cuerpo y de su pasión. Hacía años que no se sentía tan hermosa y deseada. ¿Quién le iba a decir que sería precisamente él quien la haría sentir así? Abrió los ojos para mirarlo.

-Sabes delicioso, Hermione – susurró, antes de cubrirla con su cuerpo y besarla, mientras ella envolvía sus caderas con las piernas y lo guiaba al interior de su cuerpo. Ambos se estremecieron con la intensidad de la sensación.

Draco comenzó a mover las caderas despacio, dejando que se acostumbrara a su tamaño. Hermione lo miró, llenándose los ojos con él, notando como las gotas de sudor le corrían por la frente. Él le devolvió la mirada, acelerando el ritmo, provocando un gemido en ella y que cerrara los ojos, invadida por el placer. Draco tocaba un punto en su interior que la hacía estremecerse con cada embestida. El segundo orgasmo la sacudió sin esperarlo, arrancándole un grito y provocando que le arañara la espalda.

-La gatita tiene uñas – gruñó Draco, besándola y reduciendo el ritmo – Respira, mi amor, que aún no he terminado contigo.

Ella lo besó de vuelta.

-La que no ha terminado contigo soy yo, Draco.

Lo empujó por el pecho, dejándolo acostado mientras él la miraba con asombro. Se subió a horcajadas, deslizando su erección entre sus pliegues una vez más, moviendo las caderas, buscando un ritmo que los estremeciera a ambos. 

Draco la agarró con fuerza, mientras cerraba los ojos y se mordía el labio. Hermione aceleró el ritmo, buscando su propia liberación una vez más y guiándolo a él hacia la cumbre también. Llegaron al orgasmo juntos, Hermione gimió su nombre, sin fuerzas para algo más, mientras Draco gruñía el de ella, derramándose en su interior.


Nota: ... y ahora, a darse una ducha fría... ;)

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora