Capítulo 22

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Se mantuvieron en alerta todo el tiempo, colocando hechizos protectores a su alrededor para que ningún animal, mágico o no, intentara atacarlos, al fin de cuentas, estaban en el medio de la selva amazónica. Justo antes que el sol se alzara en el horizonte, el hombre lobo que, presumiblemente, se había ido hacía unas horas, regresó. Apenas alcanzaron a verlo mientras desaparecía dentro de la cueva, pero Draco supuso que era joven, por su paso ágil y porque, de manera general, no creía que los hombres lobo en ese lugar vivieran demasiado. Justo unos minutos después, el resto del equipo se unió a ellos, desilusionados y listos para la acción.

-Entraremos en silencio y buscaremos a los rehenes. Cuando los encontremos, inmovilizaremos a los hombres lobo. No los mataremos, a no ser que sea estrictamente necesario. Recuerden que ellos no tienen magia, pero son muy fuertes y bastante agresivos. – instruyó Draco antes de avanzar a la entrada de las cuevas.

Se deslizaron pegados a las paredes húmedas. En la primera cámara había dos hombres alrededor de un pequeño fuego, vigilando. Los rodearon con cuidado, adentrándose en un pasaje algo estrecho que conducía a una segunda cámara que tenía tres ramificaciones adicionales. Continuaron sin separarse, mirando en la primera de la derecha, donde cuatro hombres dormían sobre unas telas viejas. En la siguiente estaban los estudiantes secuestrados, habían sido atados y amordazados. Se notaba, por la suciedad en sus ropas, que llevaban bastante tiempo ahí. Eran cinco en total, dos muchachas y tres jóvenes, ninguno parecía mayor de quince años. Estaban pálidos y demacrados, aunque intentaban dormir sobre el duro y frío suelo. Había tres hombres vigilándolos.

¨Bien, hasta ahora son nueve hombres lobo¨ pensó Draco.

Avanzó al espacio antes de la próxima entrada y eliminó su hechizo para que el equipo lo viera. Mediante señas, indico que revisarían el siguiente lugar y después volverían sobre sus pasos. Aún no había señal del objeto robado. Rehízo el hechizo de desilusión justo en el momento que una voz masculina llegó hasta ellos, procedente del lugar que les faltaba por revisar.

-¡Mi hijo murió! ¿Acaso no lo entiendes? Todo por lo que estábamos esperando se ha estropeado porque esa estúpida no pudo hacer algo tan simple como cuidarlo. Te dije que era mala idea. –exclamaba el hombre.

Draco se asomó en el instante en que una pequeña figura encapuchada le respondía al joven, mientras que este le daba la espalda a la entrada de la cámara.

-No puede ser, los amuletos de protección que le coloqué no se han activado. Tu hijo está vivo. – era una voz de mujer que sonaba algo apagada y con eco, debido al tono que empleaba y el lugar donde estaban.

-Mientes, ya no te creo nada. Estoy cansado de ser tu marioneta. – respondió él.

-No es cierto. Sabes que te amo. Que te mordieran fue desafortunado, pero ha servido para nuestros propósitos. – respondía la mujer, vehemente, pero protegiendo su rostro.

-¡Basta! Me has abandonado a mi suerte en este lugar asqueroso. Después que me mordieron, me hiciste convertir a esa idiota niñata y conseguir que se enamorara de mí para que me diera un hijo.

-Todo es por un bien mayor. Sabes que después de eso, cuando el inglés comenzó a hablar del objeto que tenía en su poder, un enorme abanico de posibilidades se abrió ante nosotros. Estamos muy cerca. –murmuró ella, extendiendo una mano, tratando de tocar al hombre, que se alejó un paso.

-Ya no importa eso. Mi hijo está muerto y ella también. La maté con mis propias manos, ya no la soportaba. ¿Estás feliz ahora? ¿Soy, finalmente, lo que esperabas de mí? –susurró él, con un fallo de su voz que indicaba lo que parecían ser lágrimas.

-Ícaro –murmuró ella en respuesta. – Sabes que eres mi vida. Haría cualquier cosa por ti. Tu hijo está vivo, estoy segura. Y el objeto está a salvo conmigo. No puedo contarte lo que sé, pero voy a encontrar al pequeño para ti. Solo necesito secuestrar al inglés idiota que sabe cómo usarlo. Tomaremos a uno de los chicos, uno de los otros descendientes y el inglés se ocupará de todo. Estamos muy cerca, cuando Padre regrese, tendremos el lugar que nos corresponde y seremos la familia que siempre hemos debido ser.

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora