Capítulo 38

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Nota: Escenas violentas en este capítulo. Lean bajo su responsabilidad.

Las tres semanas siguientes pasaron a una velocidad pasmosa para Hermione. 

Estableció una rutina sencilla: se levantaba, vomitaba, se daba una ducha y se vestía, bebía sus pociones prenatales, desayunaba, vomitaba parte del desayuno, esperaba a que su estómago se calmara y se iba al trabajo. Almorzaba al mediodía, si no podía salir de su oficina, su secretaria buscaba su almuerzo, siempre opciones saludables y café descafeinado, que hacían a Laura Jones fruncir el ceño. 

A las cuatro de la tarde, puntualmente, iba para el piso de Draco, pasaba dos horas con Caelum, donde Muffly la vigilaba con ojo crítico, dándole meriendas saludables y preguntándole continuamente como se sentía. A las seis se iba de regreso a su apartamento, haciendo una corta escala en Grinmauld Place para ver a los niños y a Ginny. 

Llegaba a su casa exhausta, casi siempre con la cena lista en su bolso, preparada por Muffly, y mantenida con un hechizo de éxtasis. Se daba una ducha tibia, evitando la bañera porque había leído que no se recomendaba durante el embarazo, alimentaba y mimaba un poco a Crooks y se acostaba temprano, leyendo alguno de sus libros sobre los embarazos mágicos y anotando mentalmente las preguntas para Padma.

Con sus días así organizados, había podido enterrar en un rincón profundo de su mente, el dolor constante que sentía por la ausencia d Draco en su vida. Durante esas tres semanas lo había visto de lejos un par de veces y siempre se había alejado a toda velocidad, sintiendo su mirada gris clavada en su espalda.

Esa mañana, cuando había logrado llegar a su oficina después del proceso matutino de los vómitos, apenas había comenzado con los pendientes de su día, cuando su secretaria irrumpió en su oficina, bastante pálida, mirándola con los ojos muy abiertos.

-Laura, ¿estás bien? – preguntó Hermione, apartando la vista de sus documentos y fijándose en la joven ante ella.

-S-sí – respondió Jones, como si saliera de un trance. –Disculpe, Hermione, recibió una nota de la sanadora Padma Patil, moviendo su cita para el martes próximo a las dos de la tarde, en lugar del lunes.

Hermione frunció el ceño. ¿Por qué Padma le mandaría esa nota a su trabajo sin precauciones?

-¿Me dejas ver la nota, por favor? – preguntó, extendiendo su mano.

Laura palideció y le entregó el pergamino, que había estado sellado originalmente y que la secretaria había abierto.

-¿Por qué abriste la nota en lugar de entregármela directamente? – preguntó Hermione después de examinar el pergamino, donde se leía la clara caligrafía de Padma.

-Lo lamento, pensé que estaba dirigida a mí. La sanadora Padma atendió el embarazo de mi hermana y me ha atendido también en algunas ocasiones. – respondió, evitando mirarla a los ojos.

-Que yo sepa no tienes hijos. – dijo Hermione, seria.

-No los tengo, tuve algunas condiciones de salud hace un tiempo. - se excusó Laura

-Bien, pero no vuelvas a hacerlo, por favor. – concluyó, haciéndole un gesto para que la dejara sola.

Sentía que su secreto se cernía sobre ella, y Draco aún no lo sabía. Debía decírselo lo antes posible, antes de que se enterara por alguien más.

***

En las semanas que llevaba vigilando a Horatio Clearweather, Draco descubrió que su principal fuente de información sobre Hermione, no era otra que Laura Jones, la secretaria de ella y que él siempre sospechó, lo detestaba.

Segunda Oportunidad (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora