- Estás loco. Estás realmente desquiciado. No sé por qué consideramos llevarte con nosotros en primer lugar - El gótico de cabello negro engominado y chaqueta de cuero le seguía el paso al intimidante sujeto del tatuaje de mariposa, sosteniendo el brazo de su amada con el suyo, mientras caminaban por el puerto.
Habían llegado a la costa de Saint Tropez hacía unos minutos, el sol recién empezaba a verse en el horizonte. Un barco de mercadería los vio naufragando en el Atlántico y tuvieron la suerte que una de sus paradas iba a ser Francia. Lady Cooper saboreaba un refrescante gelato, a pesar de que apenas había acabado el invierno en el hemisferio norte. Lo compartió con Sir Manga, quien se rehusó: "Obrigado minha princesinha, pero quiero que lo disfrutes sola".
El enojo del brasilero estaba más que justificado: Kovalenko les había comentado que Atlas seguramente había mandado agentes sobre toda la costa francesa, reforzando la seguridad de los puertos, con el fin de evitar que intrusos, como ellos, alcancen a la portadora de la máquina de entropía.
- Son todos miembros de la Unidad de Ataque 77. Los setenta y siete miembros mejor preparados de la organización para eliminar objetivos. Fui parte de ellos, antes de decidir cambiar el rumbo de mi vida. Debo decir, a pesar del ardor que causa en mi alma recordarlos, sigo teniéndoles respeto. La parte fácil fue llegar hasta acá. Ahora, toca eliminar las evidencias antes de seguir adelante. Mataremos a los dos agentes que aquí mismo están plantados
- ¿Los conoces? ¿Es necesario que nos enfrentemos a ellos? ¿Por qué no solo nos escabullimos usando la habilidad de Lady Cooper? Puede hacernos parecer turistas... No sería difícil, de hecho. No pareces en lo absoluto de aquí...
Babochka volteó a verlo con un leve desagrado, pero minimizó el comentario y se limitó a anunciar que aquí se decidiría si eran aptos de que él los ayudara - Los tres tenemos un mismo objetivo. Buscan la Caja de Pandora para cumplir sus más profundos deseos. Pero la pasión que tienen en sus corazones no me basta, si es que queremos conseguir nuestro objetivo. Deben probar que son dignos de mi ayuda. Además, el Ataque 77 tiene un olfato increíble para la magia. Lamento decirles que ustedes despiden un aroma hediondo a magia
- Eso fue lo más condescendiente que escuché jamás decir a alguien - Acotó Lady Cooper, antes de percibir que habían sido emboscados. Vio con el borde de su ojo un muy tenue brillo. Era un espejo, que estaba siendo apuntado a ellos. Rápidamente empujó a sus compañeros a un lado, antes que una bala perforara la pared que tenían detrás
La bala dejó un muy pequeño agujero del que rápidamente comenzó a brotar una sustancia rosa, aterciopelada. Los tres, desde el suelo, miraron con atención como crecía hasta adoptar un tamaño considerable. Era un peluche. La bala que habían disparado contra ellos rápidamente se había convertido en un oso de peluche rosado. Fyodor miró la escena y no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa. Sabía de quien se trataba
- Me encargaré del francotirador. Ustedes deberán encargarse del pez gordo. Les deseo mucha suerte. La necesitarán - Tan pronto como terminó la oración, desapareció en un instante, corriendo a un callejón a toda velocidad, perdiéndose a plena luz del día entre negocios, contenedores de basura y las bocinas de los autos
- ¿A qué se refería con pez gordo? - Lady Cooper rápidamente recobró la compostura. Su boca fue tapada rápidamente por Manga, y la alejó del peluche. Hizo un gesto para indicar que estaban siendo espiados por el peluche. Había jurado que vio el lente de una cámara ajustarse en lugar de los oscuros y sin vida ojos de botón
Sir Manga miró su mano, sentía que algo húmedo tocaba su palma. Al voltearla, notó un montón de pequeños cortes, ordenados en lo que parecía ser un mapa de la ciudad. El sujeto del tatuaje de mariposa lo debió haber hecho sin que él se percatara. Estaba claro que debían ir allí. Le pidió a su compañera que entraran por un segundo a un negocio, para adoptar una nueva apariencia y confundir al enemigo. Si Kovalenko se enfrentaba al francotirador, seguramente era porque había un segundo agente dedicado a manejar las cosas desde la calle. Debían evitar ser un blanco fácil.
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OBRA DEL CUENTACUENTOS
Научная фантастикаAño 2076, Ciudad de Buenos Aires. Una estudiante de secundario, Micaela Bananza, se enfrenta a un nuevo desafío cada día cuando amanece con un mensaje indeleble en su frente que modifica la realidad. ¿Dé dónde vienen los mensajes? ¿Cuál es su signif...